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¿De qué sirvió el debate entre Iván Cepeda y Álvaro Uribe?

Según analistas, este tipo de confrontaciones personales dejó en evidencia la polarización que existe en el Congreso, así como el sinsabor de un debate sin nada novedoso.

19 de septiembre de 2014 Por: Redacción de El País

Según analistas, este tipo de confrontaciones personales dejó en evidencia la polarización que existe en el Congreso, así como el sinsabor de un debate sin nada novedoso.

El debate de control político de la parapolítica que terminó en un enfrentamiento personal entre los senadores Iván Cepeda y Álvaro Uribe Vélez abrió la polémica sobre si este tipo de enfrentamientos aportan algo al país o si, por el contrario, ayudan al desprestigio del Congreso.Para algunos sectores de opinión, lo ocurrido el miércoles en la Comisión Segunda del Senado lo único que generó fue la apertura de heridas que se creían cauterizadas.De hecho el senador de la U, Roy Barreras, insistió en que ese debate “ha escarbado en las heridas para que vuelvan a sangrar y los dos protagonistas, Cepeda y Uribe, cargan con el dolor del asesinato de sus padres, ambas sin el bálsamo de la verdad”.Una mirada similar la dio el exmagistrado Eduardo Cifuentes, quien recordó que los dos senadores fueron víctimas de la violencia y reiteró que esta situación hace que estén en orillas distintas por la realidad que afrontaron.Sin embargo, el tema no se quedó únicamente en la arena de la victimización, ya que existen diversas miradas sobre la conveniencia o no que se hagan este tipo de debates personalizados al interior del Congreso.Una lectura de lo que significó este debate la dio el exmagistrado Cifuentes, quien encontró que en la sesión del miércoles quedaron definidas las dos líneas de pensamiento que existen en el Legislativo.Pero fue más allá. “Veo que lo sucedido puede anticipar dos sectores diferentes frente al proceso de paz, es decir, el anticipo de las posiciones que se van a manejar, de ahora en adelante, con respecto a este tema”.Coincidió con esta posición el exministro Rafael Nieto, quien dijo que “lo que hizo el debate fue cambiar la responsabilidad de las Farc, porque al hablar del tema del paramilitarismo lo que lograron fue que las Farc queden a cubierto y es lamentable que los congresistas se presten para eso”.Por su parte, el analista John Mario González calificó lo sucedido en la Comisión Segunda “como un debate de doble filo”, ya que “por un lado quedó claro que es posible tramitar acusaciones sin violencia, pero al tiempo, existe el riesgo de polarización política grande al interior del Congreso”.Muy en esta línea se ubicó el senador de Cambio Radical, Carlos Fernando Motoa, quien recalcó que este tipo de debates “no da mayores posibilidades de generar el país que queremos y menos con secuencias de ataques, calumnias, injurias al interior mismo del Congreso”.Estas miradas también se enfocaron en la situación de disputa entre las partes, de las que dijeron no le aportan nada al país y pueden afectar la debilitada imagen que tiene el Congreso ante la opinión pública.Incluso, los mismos consultados coinciden en que en la sesión no hubo nada nuevo.El exmagistrado Cifuentes anotó que “esos son hechos más o menos conocidos y no sé hasta qué punto judicializados” y enfatizó que “no hay madurez en términos de conclusiones que vayan más allá y eso obedece a los lánguidos resultados de la justicia”.El analista González, a su turno, manifestó que “dejó un sinsabor, porque Cepeda no aportó nada bueno y justifica su labor política con refritos buscando indicios que no van más allá”.Esa ausencia de profundidad en las denuncias también fue abordada por el exministro Nieto, quien primero, aclaró que “el Congreso es para el debate político y aprobación de proyectos, pero no para hacer debates personales”.Añadió que “el ejercicio del senador Cepeda fue ir a Google, buscar denuncias contra Uribe sin pruebas”, razón por la cual consideró que eso no se debió manejar en la Comisión sino que, si tenía las pruebas, “debió entablar una denuncia contra Uribe sin necesidad del debate público”.El senador Motoa se sumó a la crítica y argumentó que “los argumentos de parte y parte eran conocidos y son lamentables estos ataques entre personas, sin argumentos, sin pruebas ni contenido”.Pero hay miradas adicionales. Una de ellas fue que con la confrontación Cepeda-Uribe se pudo abrir el camino para que de ahora en adelante los congresistas hagan debates de control político en contra de sus colegas, cosa que -hasta ahora- no había ocurrido en el Legislativo.“Las mayorías del Gobierno abrieron la puerta a un debate que tendrá consecuencias, porque el resultado a futuro será que se hagan debates, de otros partidos, en contra de los mismos congresistas”, aseguró el exministro Nieto.Finalmente, tanto el exmagistado Cifuentes como el analista González coincidieron en que lo único que tendría a favor este debate es que quedaron definidos los extremos políticos del Congreso y que pueden contradecir a sus adversarios sin que terminen en la violencia física.Demandas: todos contra todosLa primera conclusión del debate entre Iván Cepeda y Álvaro Uribe dejó una lluvia de demandas que desde el mismo miércoles se anunciaron o se comenzaron a instaurar.El primero en acudir a tribunales fue el mismo expresidente-senador Uribe, quien el miércoles amplió su denuncia contra Cepeda en la Corte Suprema de Justicia por supuesta manipulación de testigos.Pero Cepeda no se quedó quieto, hizo lo propio contra Uribe ante la Corte Suprema, la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía acusándolo de posibles nexos con narcos, paramilitares, entre otros delitos.A este cúmulo se sumó el senador Jimmy Chamorro, quien anunció demanda contra el expresidente ante la Corte Suprema, por injuria y calumnia por la acusación que le hizo Uribe de supuestamente haber recibido cheques del narcotráfico.Finalmente, el director del Canal Capital, Hollman Morris, también anunció que, al lado de los juristas de la Alcaldía de Bogotá, demandarán penalmente al senador Uribe, porque los acusó de promover el terrorismo.Sin embargo, fuentes indicaron que todo podría quedarse únicamente en el escándalo sin resultados concretos.

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