El Valle del Cauca alberga diversos pueblos ricos en cultura, gastronomía, naturaleza, personas amables, naturaleza y muchas más características que lo ubican en un destino preferido por los viajeros.
Desde pueblos famosos por sus cholados, hasta puntos que guardan sabor e historia y reconocidos pandebonos, las personas, el departamento no deja de sorprender.
No obstante, el protagonista de esta nota se lo lleva otro territorio, ubicado al norte del Valle, el cual sorprende a quienes buscan naturaleza, aventura y tranquilidad.
Se trata de Alcalá, un municipio cuyo nombre evoca a una ciudad española y es considerado como una de las joyas turísticas del Paisaje Cultural Cafetero.
A poco más de 200 kilómetros de Cali, este tranquilo territorio reúne montañas verdes, fincas cafeteras, cascadas y el imponente río La Vieja, elementos que lo posicionan como un punto estratégico para quienes disfrutan de actividades al aire libre.
El territorio fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2011 y entre sus múltiples encantos está un majestuoso samán de 107 años, ubicado en el parque principal del municipio.
Estos tipos de árboles no solo están en el parque, también hay otras zonas adornadas y sombreadas por estos, por lo que Alcalá suele ser conocido como la “villa del samán”.
Como complemento de su paisaje, en las veredas predominan los cultivos de café, bosques nativos y una destacada riqueza en fauna y flora.
De acuerdo con el portal Rutas del Paisaje Cultural Cafetero, la zona ofrece alternativas para el turismo de aventura, entre ellas destacan:
En el río La Vieja se podrían realizar actividades como balsaje y camping, mientras que las cascadas El Chontaduro y La Helena son escenarios perfectos para la escalada en roca, caminatas y fotografía de naturaleza.
Los senderos que conducen a estos lugares permiten observar aves, especies de bosque primario y una exuberante vegetación.
Además, para los amantes de la gastronomía local, entre los restaurantes del municipio se encuentran una oferta de sancocho de gallina, pescado frito y preparaciones típicas campesinas.
Para quienes buscan descanso, las fincas turísticas disponen de alojamientos cómodos y tranquilos, en medio de paisajes rurales y el sonido de las aves.
Durante los fines de semana, el parque principal se transforma en un mercado campesino donde los productores locales ofrecen café, frutas, dulces, arepas y artesanías, convirtiéndose en un punto de encuentro lleno de tradición.
Asimismo, los viajeros pueden desplazarse con facilidad hacia otros municipios del norte del Valle como Ulloa y El Águila, o cruzar al Quindío para visitar Filandia, Quimbaya y otros destinos cafeteros.