Luego de seis años y aciertos y errores, Deportivo Cali celebra finalmente su décima estrella, algo que hasta hace tres meses parecía una utopía.
Tuvo muchas piedras el camino para llegar al título, no solo en la parte deportiva, sino también financiera. Por eso, haber logrado el campeonato del Fútbol Profesional Colombiano, por encima de clubes que tenían un mejor presente económico y futbolístico, como Nacional, Junior, Millonarios y Tolima, tiene mayor mérito.
El presidente de la institución azucarera, Marco Caicedo, fue blanco de muchas críticas, además de amenazas, improperios y hostigamientos a las empresas de su familia, que estuvieron a punto de hacerlo renunciar al cargo, sobre todo para proteger su integridad y no porque hubiera perdido el espíritu de lucha.
De hecho, fue ese espíritu de lucha justamente lo que lo hizo mantenerse al pie del cañón y diseñar la estrategia para jugarse una última carta cuando ya muchos lo daban por derrotado, incluido un amplio sector de la prensa.
En el momento justo, el Cali dio el timonazo y relevó del banco técnico al uruguayo Alfredo Arias para traer a un hombre de la casa, de las entrañas del equipo verdiblanco, toda vez que, como arquero, había sido campeón de la Liga en 1998 y finalista de la Copa Libertadores un año después.
El entrenador venezolano Rafael Dudamel reemplazó a Arias y en solo tres meses recogió las buenas cosas que había dejado su antecesor, ajustó las piezas necesarias de la máquina, le dio la gasolina ideal y la llevó hasta la estación del título, donde hoy la felicidad es de color verde.
Para ello, Dudamel contó con la seguridad del arquero Guillermo de Amores, la experiencia de Hernán Menosse, el arrojo de Jorge Marsiglia, la guapeza de Jhojan Valencia, el desdoble de Andrés Colorado, la claridad y liderazgo de Teófilo Gutiérrez y, cómo no, la potencia goleadora de Hárold Preciado, quien se alzó con el botín de oro del campeonato. Y, claro, hay que destacar también lo que sumaron los otros jugadores, en particular los canteranos como Juan Franco, Kevin Velasco y Daniel Luna, entre otros.
Fue redondo el título del Deportivo Cali. Merecido. Contundente. Irrefutable. Y viene ahora un compromiso mayor, la Copa Libertadores del 2022, donde la última participación destacada de los azucareros fue en 1999, cuando disputaron el trofeo con Palmeiras.
Para tener un papel protagónico en el torneo continental de clubes más importante de Suramérica, la institución verdiblanca deberá mantener una buena nómina, no obstante los negocios que se puedan presentar para aliviar las finanzas del club.
Marco Caicedo, reelegido presente del equipo, lo tiene claro y su gran reto es prolongar la felicidad de los azucareros, diseñando ahora una nueva estrategia deportiva y financiera. Mientras tanto, a seguir disfrutando la décima estrella.