La reciente visita de la Canciller de Alemania al Presidente argentino, confirmó el regreso de este país suramericano al eje central de las relaciones internacionales, de donde el régimen kirchnerista la sacó hace 13 años.

Ángela Merkel le dijo a Macri que “usted con su gobierno emprendió un camino con mucho valor, volvió a abrir a Argentina hacia el mundo. Las condiciones se han vuelto mucho más fiables”. Este espaldarazo le llega en un momento oportuno, pues justo la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, prepara su regreso a la política, no obstante sus problemas judiciales.

El 24 de junio es el último día para la presentación oficial de las candidaturas para las elecciones de octubre, en las que se renueva buena parte del Congreso argentino y todo apunta a que la controvertida expresidenta peronista se hará presente. Por eso la respuesta de Macri tuvo un matiz político al manifestar que Argentina ya viene de probar el aislamiento como estrategia para generar empleo y no funcionó. “Esto sólo profundizó la pobreza. Nosotros creemos en la integración con el mundo”, en una clara referencia a la política aislacionista que por más de una década mantuvieron los Kirchner.

En los primeros meses del 2016, apenas llegado a la Casa Rosada, Macri recibió el respaldo de líderes de Francia, Italia y la visita del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Este año ya se encontró con el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy y con la Canciller alemana, confirmando el regreso de Argentina a las grandes ligas de la diplomacia y el comercio internacional.

Este camino ha tenido una buena audiencia en el concierto internacional, pero aún no logra consolidar un gran apoyo en casa. La economía apenas empieza a ofrecer tímidas señales positivas, pero hay caídas fuertes del consumo. La inflación comenzó a frenarse, pero sigue siendo alta y la población no ha dado muestras de tener mucha paciencia para esperar que se enderecen las cifras que dejaron 13 años de régimen populista.

Los partidarios del gobierno insisten en que las preocupaciones son exageradas. Explican que la situación económica poco a poco va a mejorar, que las obras públicas van a generar mucho trabajo y que el campo está produciendo cosechas inéditas en la historia argentina. El problema de fondo para el gobierno es que algunas encuestas reflejan una caída del optimismo y eso ha afectado la popularidad del presidente.

Desde la orilla oficialista muchos afirman que estas inquietudes tienen que ver con el temor que genera el regreso de Cristina Fernández y el populismo detrás del cual está la corrupción. Por eso la expectativa es tan grande frente a las mayorías que pueda reunir Macri en octubre.

Para el gobierno argentino resultará definitivo seguir consolidando su regreso a la esfera internacional, aumentar sus indicadores económicos y demostrar que los experimentos populistas no produjeron sino aislamiento, caídas en la tasa de empleo y una inflación desbordada que impactó el consumo e hizo retroceder la generación de empleo y de crecimiento en Argentina.