Las fotos sobre el mitin gobiernista de ayer nos muestran que llegaron nuevas caras, nuevos rostros y nuevos apellidos al poder, allí estaban Francia Márquez, afrocolombiana, que es la estrella del petrismo.

Estaban Verónica Alcocer, en camino a ser candidata presidencial de la Colombia Humana; la senadora Zuleta; los triunfantes jefes indígenas y los sonrientes sindicalistas. Aclaración obligada, ayer en la marcha gobiernistas no hubo obrero porque estaban trabajando.

Con una bufanda negra, una mascarilla en el mentón y una gorra en la torre pensante me acerqué a la plazoleta del palacio presidencial donde convocó Petro a ‘su amado pueblo’. Allí solo había cupo para doce mil personas y muy apretadas. Así que hablar de 100 mil o 200 mil asistentes es por esa frase alegre de ‘soñar no cuesta nada’.

Aterricen: 291 páginas tiene el documento que la ministra Carolina Corcho y sus asesores presentaron al país el lunes a la medianoche, en el Capitolio Nacional. Las 291 páginas exigen para leerlas una semana.
¿Cuántos billones costará la Reforma a la Salud que planean? No lo sabe ni el ministro de Hacienda, el dr. Ocampo, al que le han metido funcionarios ineptos en cargos delicadísimos.

Voy al grano, ayer en la marcha-desfile de los empleados públicos en Bogotá no hubo discusión ni diálogos frente al balcón que montaron para que el presidente Petro hablara a su ‘amado pueblo’. Petro y sus ministras pusieron todo el poder del gobierno para que asistieran miles a la manifestación. Fueron a ‘dialogar’, pero preguntas con respuestas no hubo, fue un monólogo del poderoso y su pueblo. El balcón de Petro me recordó al balcón de su santidad en El Vaticano, el de Chávez y el de Perón que hablando a su pueblo le respondían: “Ladrón o no ladrón queremos a Perón”. Es una ilusión eso de “discutir con el pueblo en la calle”.

Aterricemos, al gobierno le interesaba mostrar que es el dueño de las calles. Hoy el antipetrismo marchará con enojo grande. Su fuerte es la clase media y no podrá asistir por estar trabajando.

Olga Lucía Gómez me preguntó: ¿Quién pagó los buses que llevaron gentes a la marcha petrista? Los pagó mi admirado Vargas Llosa al que felicito por volver donde su legítima, su Patricia que lo soportó 50 años.