En la revista Semana que circula, leí este titular: ‘La violenta arremetida de Uribe por caso Odebrecht’. El cronista de Semana cuenta a los lectores que el expresidente les clavó, en un comunicado, alfileres críticos al legendario Yamid Amat, y a los columnistas de El Tiempo, María Isabel Rueda y Mauricio Vargas. ¿Por qué los alfilerazos? Porque en opinión del expresidente, ellos y ella, no acertaron al igualar el millón de dólares que, parece, recibió el tesorero electoral de la U y el sobreprecio que, dijo ‘don Duda’ le pagaron en Odebrecht por asesoría a Óscar Iván Zuluaga. Un lío semántico, elemental.

¡Ah carambas! Esa firma constructora de autopistas se rebuscó en todo Brasil un publicista con el apellido Duda, el sobrenombre Duda y que a todos nos dejó mil dudas. El escándalo de Odebrecht ha sido un exquisito caviar para el periodismo colombiano. En la fiesta del Círculo de Periodistas de Bogotá, circuló un trino preguntón: ¿Cuándo llega a Bogotá a declarar Roberto Prieto, el cerebro económico de la reelección de Santos? Primero llega un astronauta colombiano a marte. Otra pregunta hacían: ¿Por qué las exministras, Cecilia Álvarez Correa y Gina Parody, no han opinado sobre la carretera Ocaña a Gamarra? No las acosen, pronto lo harán. La tercera: ¿Será que los contribuyentes recuperan los quince millones de dólares que aquí repartió Odebrecht? Si Dios y Alá nos ayudan, salvaríamos ese billetón. Punto.

‘La vida te da sorpresas’ decía el genial Pedro Navajas. Y tremenda sorpresa me llevé viendo por televisión jugar al América, por la inmensa alegría que derrochaban sus treinta y tres mil seguidores en el estadio. Muy felices fueron aplaudiendo a su ‘mechita roja’. Lo ideal es que esos 33.000 hinchas americanos, en el futuro, sean amigables, sin broncas ni puños con los fanáticos de mi Deportivo Cali. Bienvenido el América a la élite futbolera así la ‘Amenaza verde’ quiera derrotarlos 97 veces. Punto. El país está asombrado por los favores multimillonarios sucedidos. Dicen que “estar en la rosca del poder… es un placer sexual”, no siempre. Lo feo es que ya pillados, ¡pasan a sufrir de anorexia sexual que es una sensación insípida! Sí, Colombia, un país arruinado por los mil robos, ‘conejos’ y saqueos que le clavan.