Hemos logrado reconstruir la conversación que tuvo nuestro insólito presidente con su médico dermatólogo. He aquí el fascinante diálogo:

Doctor (Dr): Qué sorpresa, señor Presidente. ¿Qué lo trae a mi consultorio?

Presidente Petro (PP): Porque el siquiatra me dijo que tenía que revisarme la cabeza. Como soy perfecto por dentro, creo que él hablaba de la parte externa, de mi escasez de pelo.

Dr: Ok. Déjeme ver. Lo más aconsejable es un implante.

PP: ¿En qué consiste el tal implante?

Dr: Es redistribuir los folículos capilares existentes o trasplantar nuevos folículos desde áreas donantes a las áreas receptoras con menor calidad de cabello.

PP: Me gusta la redistribución. ¿Cuántos folículos serían?

Dr: Será como la manifestación del 1 de mayo, no muchos, unos 2.000. Los sacaré de la parte de atrás.

PP: ¿Debo venir entonces con pantaloncillos nuevos?

Dr: Es de atrás, pero no de tan abajo. De la nuca para arriba estará bien.

PP: ¿Y dónde me los pondrán?

Dr: El objetivo inicial es taparle las entradas.

PP: ¿Cómo se le ocurre? No quiero depender de Benedetti, ni de ‘chuspas’ Velasco, ni del fondo de atención a desastres, ni de los aportes de Fecode, quiero seguir con mis propias entradas, mías, ¿no entiende? Porque yo tengo organizadas mis entradas y usted me las quiere tapar. Ya está resuelto lo del presidente del Senado, de la Cámara y hasta lo del presidente de la Comisión de Acusaciones. Allá ellos con sus entradas. ¡Pero las mías, son mías!

Dr: No, presidente, me refiero a las entradas de su cabeza. Son profundas. El objetivo es que usted al final pueda tener un suelo capilar, fértil, productivo, ubérrimo.

PP: ¿Cómo se le ocurre mencionar esa palabra? ¡Prefiero calvo que tener algo que tenga que ver con el Uribe ese!

Dr: Presidente, no se altere. Ubérrimo es sinónimo de fertilidad, de riqueza en la superficie. No tiene nada que ver con las fincas de Córdoba.

PP: ¿Durante el tratamiento debo estar protegido?

Dr: Sí, presidente. Use cachucha para que no sea motivo de más burlas de las que ya tiene, pues usted le ganará a Turbay. No dé papaya. Recuerde que ‘las oportunidades son calvas’.

PP: ¿Me tiene que rastrillar mi calvicie? ¿Y cuánto tiempo debo tener la cachucha?

Dr: Unos dos meses. Al final usted tendrá en la cabeza como un pequeño cultivo de arroz en Jamundí.

PP: No me recuerde más problemas doctor. Usted está por ayudarme. Tengo una idea, como yo soy creído, buscaré un momento en el que esté posesionando a alguien más calvo que yo y así el día que me quite la cachucha me veré peludo.

Dr: ¡Es genial! ¿Pero es posible más calvos que usted en ese gabinete?

PP: Pues estoy pensando en Luis Gilberto Murillo. Lo nombraré canciller y esa foto será histórica: El calvo Murillo y el León Petro.

Dr: Tampoco es que se verá como un león, tendrá inicialmente una cortinilla de pelo que poco a poco irá creciendo.

PP: Hecho, nadie como yo para las cortinas de humo, A cada enredo semanal, invento una cortina nueva.

Dr: Le recomendaré un reconstituyente capilar para que le crezca rápido el cabello.

PP: Me gusta esa idea. Ya hablé de constituyente, ahora diré que no me entendieron bien. ¡Que lo que necesitamos es un reconstituyente! ¿Cuánto me cuesta este tratamiento?

Dr: Desde esta consulta hasta su cabal evolución…

PP: Doctor, ¡no me miente esta vieja! ¡Le prohíbo que en esto meta a la brujilda Cabal! ¿Cuánto le debo pagar?

Dr: Unos $17 millones, pero sin EPS. Usted entiende.

PP: Muy costoso, pero me suena. Solo esta mejora me falta para ser perfecto. ¿Pero mucha gente se puede hacer esto a esos precios?

Dr: El sector de cuidado y belleza mueve unos 10 billones al año. En temas relacionados con el cabello es un 16%.

PP: Después dicen que la economía está en caída. Como el pelo. ¡Arranque doctor que yo ya traje la cachucha!