Me llegó y quiero compartirlo. Todos deberíamos enmarcarlo y colgarlo en algún lugar visible de la casa. Practicarlo cada día, a ver si somos capaces. Así como la corrupción empieza en casa, la honestidad, la ética, y los valores también.

… “No le saque cédula falsa a su hijo.

No le compre el cupo en la Universidad.

No le compre la Libreta Militar.

No le dé dinero a su hijo para pagar a otros que hagan los trabajos de la universidad.

No soborne policías ni permita que su hijo lo haga.

No compre celulares robados. Págueles todas las prestaciones a sus empleados.

No se pase los semáforos en rojo.

Ceda el paso.

Sea cordial con todas las personas.

No arroje basura a la calle.

Pague lo justo cuando contrata y apoye a los empresarios independientes.

No se cuele en las filas. Respételas. No actúe ‘como narco’ aunque tenga
plata.

No se sienta superior ni humille a los que tengan menos dinero y poder que usted.

No permita el ‘bullying’ ni ninguna agresión en el colegio.

No le diga a su hijo que lo más importante es la plata, y que hay que salir adelante y ganarla como sea.

Enseñe a sus hijos a respetar a los mayores. A decir “buenos días. Buenas tardes. Buenas noches”.

Enseñe a su hijo a ser generoso, honesto, sensible, responsable.

No solo debemos pensar en qué país le dejamos a los hijos, pensemos qué clase de hijos le vamos a dejar a nuestro país”.

Parecen elementales, casi como si vinieran pegadas a todo bebé desde su nacimiento, pero desgraciadamente no es así. Pertenecemos todos a un país hermoso, único, fértil, privilegiado en recursos naturales, pero pareciera que desde hace siglos nos ha marcado la señal de Caín.

Guerras, luchas intestinas, sicariato, odios irracionales, narcotráfico, el ‘todo vale’, la ambición, la inequidad, el racismo, la intolerancia, los falsos positivos, los desplazamientos forzosos. La lista sería interminable.

Pienso en que, si todos los más de cuarenta millones de colombianos practicáramos estas sencillas normas desde la infancia, ya el gran cambio seria una realidad. Cuánta sangre nos hubiéramos ahorrado.

Colombia acaba de dar un giro político importante. Llegó la hora de que todos pongamos nuestro grano de arena. Respetar el resultado electoral y unirnos para ayudar en este momento histórico. No son once millones contra diez millones, somos todos colombianos. A todos y cada uno nos interesa tener un país en paz. Mirémonos de frente y ayudemos. No resistimos más polarización.

Gustavo Petro Urrego será el mandatario los próximos cuatro años, no voté por él, pero acato los resultados. Invito a todos a ayudarlo en esta empresa difícil, pero no imposible de lograr el anhelado Pacto Histórico y empezar a construir un país unido.

Estas pautas pueden ser un buen primer paso para una buena caminata.
No es demasiado pedir.