El Banco de la República nuevamente encendió las alertas por el comportamiento de la inflación en la segunda mitad de 2025, tras constatar un repunte que rompió la tendencia descendente observada durante 2024.
En su más reciente balance, el Emisor advirtió que la persistencia de la inflación está asociada, entre otros factores, a la fortaleza de la demanda interna y a los efectos de la indexación de precios y salarios, en un contexto marcado por el aumento del salario mínimo de este 2025, que fue decretado por el Gobierno Petro.
Las cifras oficiales muestran que la inflación anual se ubicó en 5,5 % en octubre y en 5,3 % en noviembre de 2025. Ambos registros superan el mínimo de 4,8 % alcanzado en junio y se sitúan por encima de las previsiones iniciales del equipo técnico del Banco Central. Este comportamiento, según la investigación, contrasta con el observado en 2024, cuando la inflación descendió de 9,3 % en diciembre de 2023 a 5,2 % al cierre del año pasado (2024).
De acuerdo con el documento Desempeño y Perspectivas de la Economía Colombiana, elaborado por el grupo de economistas del Banco, la desaceleración inflacionaria se interrumpió en la primera mitad de 2025 y, desde junio, la tendencia viró nuevamente al alza.
“La gran mayoría de los rubros de la canasta familiar explican la rigidez inicial de la tasa de inflación anual y sus incrementos recientes”, señaló el Emisor en el análisis.
El repunte inflacionario coincidió con una aceleración del crecimiento económico. Tras avances de 0,7% en 2023 y de 1,6% en 2024, el Producto Interno Bruto (PIB) mostró en los tres primeros trimestres de 2025 variaciones anuales de 2,7 %, 2,5 % y 3,4 %, respectivamente. Según el Emisor, este desempeño superó las previsiones y reflejó un fortalecimiento del consumo de los hogares, en especial de bienes duraderos y semidurables, así como un aumento de la inversión y del consumo público, que creció 15,2 % en el tercer trimestre.
Este impulso de la demanda interna se tradujo en presiones adicionales sobre los precios.
Durante 2025, la tasa de interés de referencia solo tuvo un ajuste marginal, al pasar de 9,5 % a 9,25 % en abril, sin nuevas reducciones en el resto del año. “Este repunte se produjo a pesar de una política monetaria contractiva, enfrentada a un crecimiento significativo de la demanda interna, impulsado por el aumento del gasto privado y público”, advirtió el Banco Central.
Por su parte, el mercado laboral también influyó en el escenario inflacionario. En octubre, la tasa de desempleo descendió a 8,8 % a nivel nacional y a 8,5 % en el área urbana desestacionalizada, mínimos históricos recientes. La creación de empleo estuvo liderada por los trabajadores asalariados, lo que contribuyó a reducir la informalidad y a fortalecer los ingresos laborales y el consumo.
Uno de los elementos estructurales que, según el Emisor, amplificaron la persistencia de la inflación fue la indexación de precios. El Banco de la República señaló que los incrementos del salario mínimo, que fueron muy superiores a la inflación observada, elevaron la referencia nominal utilizada para ajustar los precios de numerosos bienes y servicios intensivos en mano de obra. Esta dinámica incidió de manera particular en los precios de la canasta básica.
“La Junta ha destacado que el incremento de la inflación total y la inflexibilidad de la inflación básica sin alimentos ni regulados revelan síntomas de indexación de precios y de fortaleza de la demanda interna que requieren ser enfrentados con una postura contractiva de la política monetaria”, subraya el documento oficial.
Asimismo, los bienes y servicios regulados bajaron de 7,3 % a 6,3 % entre diciembre y octubre, aunque siguen muy por encima de la meta de inflación, debido al peso de las tarifas de energía y gas. En tanto, la inflación básica, sin alimentos ni regulados, se redujo hasta 4,8 % en junio, pero retomó una senda ascendente desde julio.
Para el cierre de 2025, el Banco de la República estima un crecimiento del PIB de 2,9 %, liderado por el sector servicios y acompañado por un buen desempeño del agro y una recuperación gradual de la industria manufacturera.
No obstante, al mirar hacia 2026 y 2027, el Emisor advierte riesgos asociados a los precios de alimentos y regulados, al posible aumento del salario mínimo por encima de la inflación y la productividad, y a eventuales movimientos del mercado cambiario.
Así las cosas, el Banco de la República prevé que la reducción de la inflación será gradual y llegar a la meta del 3 % solo se alcanzaría a partir del segundo semestre de 2027, condicionada a la evolución de los precios, los salarios y el entorno internacional.