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Decenas de caleños salieron a las calles el pasado 21 de febrero para rechazar las determinaciones del Gobierno Nacional en materia económica, laboral y pensional. | Foto: Foto: Jorge Orozco / El País

GOBIERNO NACIONAL

Millennials hastiados: el revelador estudio sobre las protestas de los jóvenes colombianos

Según un estudio de la Universidad del Rosario, el 40 % de los jóvenes participó en movilizaciones del paro nacional. En Cali la media fue del 50 %. Corrupción, desempleo y una sensación de ‘no futuro’, entre las explicaciones del inconformismo.

23 de febrero de 2020 Por: Meryt Montiel y Santiago Cruz Hoyos - El País

Colombia es un país de jóvenes inconformes. El 40 % de ellos participó en las protestas del paro nacional. En Cali la estadística ascendió al 50 %. Los datos corresponden a un estudio de la Universidad del Rosario llamado ‘¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes?

La investigación, explica Claudia Dulce, la directora de Proyección Social de la Universidad, surgió después de las movilizaciones del 21 de noviembre de 2019, en la que los jóvenes fueron los principales protagonistas: ¿por qué?; ¿qué es aquello con lo que se encuentran inconformes?; ¿qué es lo que desean?; ¿qué les preocupa?, se preguntaron los investigadores.

Para dilucidarlo, realizaron 2513 encuestas presenciales en diez ciudades del país a personas de entre los 18 y los 32 años. Los resultados definitivos se presentarán en marzo. De momento hay una conclusión preocupante: los jóvenes colombianos permanecen con la sensación de ‘no futuro’. La certeza de que son muy pocas las oportunidades para ellos.

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Uno de los objetivos de la encuesta era determinar cuáles eran los principales problemas del país en la opinión de los jóvenes. La mayoría mencionó en primer lugar la corrupción. Después el desempleo y la estabilidad laboral y en tercer lugar la situación económica.

Que la corrupción sea para los jóvenes el principal problema del país explica otras respuestas: en general no confían en las instituciones del Estado. La institución en la que menos confían es el Congreso, de hecho.

Tampoco confían en la Presidencia de la República, ni en los jueces, ni en el Concejo, ni en la Gobernación o la Policía. En cambio sí creen en las universidades públicas, en las privadas, en las fundaciones, en las ONG’s.
La política en general les genera desconfianza. El 87 % los jóvenes colombianos no están dispuestos a pagar más impuestos. Tampoco quieren hacer política. El 64 % de los encuestados en la investigación de la Universidad del Rosario manifestó no estar interesados en participar en esa actividad.

– Es un círculo vicioso que el país debe romper en algún momento. Como los jóvenes consideran que hay mucha corrupción, la corrupción la hacen sobre todo los políticos, luego no quieren ser políticos. En cambio sí están dispuestos a asociarse con organizaciones que defiendan a los animales o de tipo ambiental, hacer donaciones a personas u organizaciones, exigir cuentas a los gobernantes. Quieren hacer muchas cosas que no estén relacionadas con la política – dice Claudia Dulce, la directora de proyección social de la Universidad del Rosario.

Hay otros números que evidencian su planteamiento: el 40 % de los jóvenes no se sienten identificados con ideologías de izquierda, ni con el centro, ni con la derecha. La mayoría responde: “ninguna”.

A propósito, un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Icesi de Cali, Polis, dirigido por la filósofa y experta en políticas públicas Lina Martínez, determinó que en la ciudad el porcentaje de personas de entre 18 y 33 años que no votan es del 51 %.

Retomando la investigación de la Universidad del Rosario, el 26 % de los jóvenes encuestados manifestó incluso sentir “ira” contra el gobierno, contra el partido que lo representa, y también contra la contaminación ambiental. Otros en vez de ‘ira’ mencionaron palabras como “desagrado”, “asco”.

Aunque la segunda emoción que más predomina en la vida de los jóvenes colombianos es el miedo: a la inseguridad en las ciudades, al conflicto, a los grupos armados. También manifestaron sentir tristeza por la desigualdad y la pobreza, por la violencia, por el maltrato.

En Tumaco, los muchachos manifestaron que sentían racismo cuando viajaban a ciudades principales como Bogotá.

Por fortuna, la emoción que más predomina en los jóvenes es la alegría. El 66 % de los encuestados lo manifestaron. Alegría por los amigos, por la familia, por los triunfos de los deportistas colombianos.

Indagar en las emociones de los jóvenes es importante para la Universidad del Rosario, dice Claudia Dulce. Debido al matoneo y a las cifras de suicidio, en el campus se abrió una especie de centro de las emociones para ayudar a los jóvenes a fortalecer su inteligencia emocional, para hacer seguimiento a quienes manifiestan estar deprimidos.

El rector de la Universidad del Rosario, Alejandro Cheyne, asegura que los jóvenes desde hace varios meses están transmitiendo un conjunto de mensajes a toda la sociedad, pero los están transmitiendo a su manera, con su lenguaje, con su manera de ver la vida, “y para los actores de la sociedad no ha sido fácil comprenderlos. Por eso tomamos la decisión de hacer este estudio”.

La psicóloga Mara Tamayo, quien completa 35 años de trabajo con jóvenes, está de acuerdo. En consulta, o en las clases que dicta en Cali, asegura que lo que más demandan los adolescentes es ser escuchados.

– La situación del país los afecta y es lo que me manifiestan en consulta. El asesinato de los líderes sociales, por ejemplo. Matan y matan a los líderes y ven que no pasa nada. También se sienten defraudados por tantas promesas de los políticos que no se han cumplido. Eso genera a nivel psicológico una sensación de desesperanza, una visión pobre, catastrófica, del futuro. Tienen mucha incertidumbre. Ven que no tienen oportunidades de trabajo y de estudio, salarios bajos, piensan en irse para otro país. Muchos me dicen que tienen la certeza de que nunca se van a pensionar no solo por las reformas que se están proponiendo sino también porque no están dispuestos a trabajar 8 horas al día durante 20 años en una empresa. Su relación con el trabajo es distinta – dice Mara.
Ana Sarmiento, conferencista internacional en diversidad generacional, advierte en todo caso que el descontento de los jóvenes no solo es en Colombia: es una realidad mundial.

– Si uno se fija quiénes son los que están saliendo a protestar en Hong Kong, en Chile, en Ecuador, en Colombia, es gente muy joven. Y la diferencia de ellos con los mayores de 40 es que están dispuestos a dejarse el cuero para que las cosas cambien. Si las playas están sucias, salgamos a limpiarlas; si los animales están siendo maltratados, los adoptamos; si hay violencia de género, salgamos a las calles. Hace muy poco, cuando los estudiantes de la Universidad Distrital salieron a protestar, los de la Javeriana los apoyaron. Eso antes nunca pasaba. Hay una solidaridad entre los jóvenes independientemente de su estrato social. Son más incluyentes. También son personas que han salido a trabajar en tiempos de recesión económica. Terminaron la universidad y no supieron qué hacer porque no había trabajo. Y los que lo consiguen lo hacen por tres pesos. Es una realidad muy dura para ellos, tienen ingresos mucho menores que los de generaciones anteriores. Están indignados.

La psicóloga Mara Tamayo agrega que en la incertidumbre de los jóvenes no se debe dejar de lado la responsabilidad de la crianza. En un mundo en el que ambos padres deben trabajar para garantizar un techo, una alimentación, una educación, una calidad de vida aceptable, los jóvenes crecen solos.

En la investigación de la Universidad del Rosario hay un dato sorprendente al respecto. Cuando les preguntaron a los muchachos a quién acudían para resolver algún problema, la mayoría respondió que a la familia, a los amigos, a la pareja. El 6 % a nivel nacional, sin embargo, aseguró que no tenía a quién acudir. En Cali esa cifra dobla la media nacional: 13%.

– Ese es uno de los temas que abordamos en los talleres que se realizaron en Cali, y que también hacen parte del proyecto ¿Qué piensan, sienten y quieren los jóvenes? Otro de los temas que más nos intranquiliza es el desempleo. En las diez ciudades donde se hizo la investigación el desempleo es una de las preocupaciones principales de los jóvenes. Un poco la sensación es que no ven oportunidades. Entonces, como sociedad, ¿qué les estamos ofreciendo? Esa es la pregunta que debemos hacernos – dice Claudia Dulce, la directora de proyección social de la Universidad del Rosario.

La investigación de la universidad arroja otro dato a tener en cuenta: los jóvenes están dispuestos a seguir protestando.

"Los jóvenes piden a gritos diálogo personal"

El rector de la Universidad del Rosario, Alejandro Cheyne, y la decana del Medio Universitario de este centro educativo, Ana María Restrepo, estuvieron en la Universidad Autónoma de Occidente la semana pasada, dándole apertura a uno de los talleres que tienen planeados llevar a cabo con jóvenes de las diez ciudades donde se realizaron las encuestas.

Ellos aseguran que luego de escuchar las ideas que tienen los muchachos para ayudar a construir un mejor país, las compilarán y de allí saldrán diferentes propuestas que podrán convertirse en políticas públicas.

“En marzo entregaremos todo el informe nacional y las recomendaciones de política pública para construir un mejor país. Recomendaciones de política pública construidas no por nosotros, ni por investigadores, sino por los mismos jóvenes, eso es lo valioso”.

¿Cuál es el valor agregado de este estudio?

Rector: El valor agregado es que existen muchas encuestas sobre qué piensan los jóvenes, pero nunca se había realizado un ejercicio en Colombia sobre cuáles son las emociones de los jóvenes y eso es importante. Entonces, si tú logras unir lo que piensan con lo que sienten, se da una nueva dimensión sobre qué son los jóvenes hoy en día.

¿Para qué les va a servir la encuesta?

Rector: Para trabajar todas las emociones con nuestros estudiantes y creo que esta es una información súper valiosa para el tema de la Salud Pública. Seguramente vamos a enlazarnos con las instancias gubernamentales, porque estamos convencidos de que hay que trabajar esto.

¿De las respuestas dadas, qué fue lo que más les sorprendió?

Rector: Cuando se les pregunta en quién no confían, los jóvenes dicen que no confían en la Presidencia de la República, ni en el Congreso, ni en la Justicia en Colombia. Pero en quién sí confían: en las universidades públicas y en las privadas. Esto lo que está demostrando es el protagonismo que tiene hoy en día la universidad no solo en la formación de proyectos de vida sino también en la construcción de la agenda de este país. Entonces, surge un nuevo protagonista, que siempre ha estado, pero que a lo mejor no se había evidenciado a través de un estudio como el nuestro: el papel de las universidades en Colombia.

¿Qué otra respuesta los sorprendió?

Rector: Les preguntamos a los jóvenes cómo se quieren comunicar. El gran porcentaje dijo que con encuentro y diálogo personal, directo con los actores. Y mucho después, aparece que por los medios digitales. Lo que están pidiendo a gritos los jóvenes es encuentro y diálogo. Esa es una respuesta contundente.

La encuesta arrojó que en Cali el porcentaje de muchachos que dice no tener a quién acudir cuando tienen una dificultad es el doble del promedio nacional, eso es preocupante…

Rector: Los jóvenes cuando tienen un problema acuden a su familia, a su pareja, a sus amigos. El 6 %, que ya es un porcentaje importante en Colombia, dice que no tiene a quién acudir. Pero por alguna razón en Cali es el doble del promedio nacional.

Decana: Y el 15 % manifiesta vivir solo. Entonces si uno suma estas dos variables, la soledad y no tener a quién acudir, significa un riesgo.

¿Qué se puede hacer desde las universidades y desde la óptica de las políticas públicas, para obtener un cambio?

Rector: Antes te doy una estadística que es importante. Cuando se les preguntó a los jóvenes cómo querían ayudar dicen que denunciando.

Pero no quieren participar activamente en política por una razón: porque se puede confundir la política con la politiquería. La política como el ejercicio en la búsqueda del bien común es una, pero, desafortunadamente, la percepción que existe en nuestro país es la de la politiquería, que es la corrupción, etc. Entonces los jóvenes no quieren participar en política.

Entonces, ¿cómo buscar ese cambio?

Rector: El lenguaje, las costumbres que utilizan los politiqueros todavía y sus acciones son lo que inmediatamente generan en los jóvenes desagrado, como lo demuestra la estadística de la encuesta. Eso no convence a ningún joven. Eso es un mensaje muy claro para los políticos y es que no se está haciendo la política como los jóvenes la están demandando.

Decana: Y de ahí seguramente el abstencionismo, la apatía.

¿Qué hacer para cambiar este tipo de percepción y ellos busquen ser partícipes de la verdadera política?

Rector: Lo que estamos haciendo es: uno, acompañar a los jóvenes en todo su proyecto de vida y dos, ayudando, desde las universidades, a que hagan propuestas para la construcción de la agenda nacional, regional y local.

Decana: Y yo creo que por todos los medios, en la Universidad del Rosario lo estamos trabajando muy seriamente, debemos trabajar todo lo que son valores, ética, de manera transversal e incluyendo estos temas dentro del currículo, es súper fundamental. Si no miramos eso creo que no vamos a tener buenos resultados hacia el futuro.

¿Qué han aprendido ustedes con esta encuesta y con los talleres?

Decana: Muchas cosas. Cuando uno empieza a escudriñar estas estadísticas, por ejemplo, el hecho de que ellos quieran hablar de manera directa, eso sorprende, porque hoy en día, las redes sociales son su abecé, las consultan, pero fíjese que les está haciendo mucha falta el encuentro personal.

Ellos también hacen énfasis en todo lo que es empatía, que me parece muy bien, eso es muy valioso recuperarlo, porque esta generación está realmente preocupada por el otro. Cuando dicen ‘es que me entristece mucho que no sean empáticos’, ‘me enfurece mucho que no piensen en el otro’, eso es de rescatar y tenemos que trabajarlo mucho. Y se evidencia que hoy para los jóvenes la preocupación por el medio ambiente está en primer lugar.

Testimonios

Por Valeria Prato / Semillero de Periodismo UAO - El País

Daniela Diachiardi, 31 años

“Es evidente que el principal problema del país es la corrupción, ya que por ejemplo, a las personas que estamos haciendo pequeñas empresas la Dian nos lo quita todo; pagamos mucho en impuestos, es muy difícil porque la Dian pide más de lo que uno gana. Y no ves esa compensación ni en las calles, ni en la salud, ni en la educación”.

David Sinisterra, 25 años

“La violencia es uno de los principales problemas de Colombia, porque como nuestro país es muy poco educado las personas buscan el dinero de maneras inadecuadas y a veces llegan a la violencia por esto. Y también la corrupción, es como una bola de nieve que va arrastrando a nuestra nación, pues nuestros dirigentes se roban el dinero
y malgastan los recursos, por lo tanto no hay para invertir en las cosas importantes”.

Kevin Mesa, 19 años

“Me indigna la falta de humanidad que tenemos los colombianos, ya que no somos capaces de tener empatía por el otro, de ponernos en sus zapatos y simplemente juzgamos por juzgar, pero jamás he visto que un colombiano promedio se ponga a investigar y encontrar el trasfondo de cualquier situación que acontece en el país”.

Juan Daniel Sánchez, 25 años

“Me molesta la indiferencia de la sociedad colombiana a los problemas del país, ya que nos hacemos los ciegos ante lo que pasa y nos afecta”.

“Frente a los grandes problemas del país propongo educación gratuita para la sociedad, educación ambiental y más seguimiento a los movimientos del Gobierno”.

Centro de Emociones

Para ayudar a los estudiantes a manejar sus emociones, más como un factor preventivo, no cuando en ellos ya hay una patología, la Universidad del Rosario cuenta con el Centro de Educación en Emociones.

En este hay cinco espacios terapéuticos donde se trabaja de manera multidisciplinar.

Uno es para autoconocimiento, donde exploran qué necesidades tienen.
Está el ‘Thinkig with the body’, en donde se trabajan las emociones alrededor del movimiento corporal.

Recrearte:es un espacio donde a través de la fonoaudiología y del juego se hace facilitación emocional.

Culturarte: se hace facilitación del manejo de las emociones a través de
arte-terapia.

Y ‘Las esquinas de las emociones’: entrenamiento alrededor de los sentimientos. Es un espacio donde pueden llorar, gritar, desahogar
la rabia, etc.

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