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Los hinchas del Nacional que se besaron motivaron diversas reacciones, algunas a favor y otras en contra. El video se hizo viral. | Foto: Cortesía para El País

SEXUALIDAD

Debate: ¿qué tan tolerante es Colombia frente al 'amor gay'?

Que dos hinchas del mismo sexo celebren con un beso el triunfo de un equipo parece asustar más que la violencia de este país. ¿Hasta dónde llega su tolerancia frente a una escena pública con tintes eróticos?

12 de mayo de 2019 Por: Redacción de El País

La celebración entre dos hinchas del Atlético Nacional con un beso, el pasado domingo, durante el partido del equipo verdolaga frente al Santa Fe, causó miles de tuits, tanto a favor como en contra de dicha expresión de afecto.

El propio exarquero René Higuita tuvo que salir en defensa del amor, haciendo el quite a comentarios que pasaron de la intolerancia a la homofobia, al asegurar en su cuenta de Twitter @higuitarene : “Hombre, ¿Y cuál es el problema? Dejen a los muchachos ser felices, no le están haciendo daño a nadie. Además, Atlético Nacional es amor, es pasión, es alegría, es familia. Es lo lindo del fútbol ... en el estadio todos somos bienvenidos y cada quien disfruta a su manera”.

Días antes, el 14 de abril pasado, otra escena romántica en el Centro Comercial Andino, de Bogotá, desató otro episodio de intolerancia en un país donde parecen asustar más los besos de dos seres humanos que el asesinato de una mujer a manos de su pareja o el de un niño, víctima de los golpes de sus padres.

En el Andino, Esteban Miranda y su pareja Nicolás Téllez fueron tildados de “enfermos, depravados y obscenos”, por haberse abrazado frente a un parque infantil, y luego fueron golpeados por Pedro Costa, que justificó su agresión llamando a los jóvenes “pedófilos, violadores y morbosos”, según contó Esteban.

Una situación que la sexóloga Flavia Dos Santos no se explica: “La gente se escandaliza por eso, pero no por la violencia, que es el pan nuestro de cada día. Y las manifestaciones de amor que deberían ser comunes y tranquilizarnos, nos provocan angustia”. Ella lo atribuye a que quizás los colombianos “no estamos acostumbrados al amor, será que la sociedad está tan mal condicionada que ver la violencia y convivir con ella es un hecho que no nos provoca reacciones, pero el amor, el cariño, el intercambio de la comunicación y los sentimientos entre personas nos despiertan miedo y anarquía, como si el mundo fuera a enloquecer a partir de besos y caricias. ¿La gente está loca o soy yo?”, se pregunta.

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Hay quienes son más neutrales en el tema, como el exfutbolista Carlos el ‘Pibe’ Valderrama, quien se sinceró con El País al respecto: “esa es la vida de cada uno, yo nunca me meto en la vida de nadie, ni permito que nadie se meta en la mía. Si a ellos les gusta y lo disfrutan, si están gozando del partido y se quieren besar —independientemente de que a uno le guste o no le guste que lo hagan—, es su decisión, y si esos muchachos son felices, que sigan para adelante, porque la vida es una sola y hay que vivirla con felicidad y alegría, como les digo a mis hijos”.

No pensaron igual Pedro Costa y quienes lo apoyaron al arremeter contra los jóvenes cariñosos del Andino, que tras ser agredidos recibieron un comparendo por “supuestos actos sexuales y exhibicionismo en vía pública”, y mientras el agresor salió indemne tras el escándalo, ellos debieron quedarse hasta altas horas de la noche en el centro comercial por temor a salir lastimados.

Algo inconcebible para Jonier Tejada, miembro de la comunidad LGTBI, quien asegura que “hay países en Europa, donde dos personas homosexuales pueden darse un beso o tomarse de la mano sin que los juzguen, si no le hacen daño a nadie, qué importa que se amen”. Pese a ello, considera que “sin importar la preferencia sexual, hay expresiones de placer explícito que deberían reservarse para la intimidad”.

Hay quienes salen en defensa de la moral y del ejemplo a los niños, como el senador John Milton Rodríguez, quien argumenta que dichas manifestaciones amorosas públicas atentan contra el artículo 44 de la Constitución, que es un llamado al “respeto hacia los niños y nos indica cómo sus derechos están por encima de los derechos de los adultos.
Pero a veces no nos interesan sus derechos y tenemos comportamientos que no son edificantes, ni buenos ni ilustrativos para una buena formación. Se requiere la cátedra de principios y valores en toda institución educativa del país para recuperar el civismo, la fraternidad y la solidaridad. Es necesario valorar también hasta dónde llega mi libertad y dónde empieza la del otro”.

Para otros no se trata de centrarse en la preferencia sexual de quienes se besan en público, la sexualidad en sí implica intimidad, como aclara Liliana Arias, médica familiar, magíster en sexología clínica, quien dirige el proyecto Campus Diverso para la comunidad LGTBI de Univalle. Ella asegura que: “en este momento la preferencia sexual no es exclusivamente heterosexual, puede ser homosexual, bisexual y pansexual —se ama a la persona, sin importar su género—. Vemos continuamente en las discotecas, en los cines, en la calle, parejas heterosexuales que se besan, abrazan, manosean y a ellos no los atacan ni los acosan. ¿Por qué sí lo hacen cuando son personas del mismo sexo?”.

Ese mensaje quisieron transmitir 800 personas que se dieron cita en el Andino, en donde la pareja gay fue víctima de la agresión, para hacer parte de la Besatón, promovida por Pedro Santos, hijo del embajador en Washington Francisco Santos, como “un acto de amor”, amor al que Esteban Miranda y Nicolás Téllez le dieron vía libre dándose muchos besos, que fueron celebrados con banderas de la comunidad LGBTI, rosas blancas y carteles con frases rechazando la discriminación.

Opiniones

Jonier Tejada dice: “yo soy gay desde que tengo uso de razón, toda mi familia lo sabe. Un abrazo, una tomada de mano, un pico no está mal en la calle, pero las manifestaciones públicas demasiado apasionadas, tanto entre homosexuales como heterosexuales, a veces son muy pasadas. Cada cosa tiene su lugar”.

Por su parte, Liliana Arias argumenta: “Aunque hay avances a nivel mundial, hay una clasificación de enfermedades mentales que se llama el DSM de psiquiatría y hasta 1982 el homosexualismo era considerado una enfermedad mental y aún hoy, que eso ya está disuelto que hay gente que sigue pensando que había que quemarlos en la hoguera. Tenemos grandes personas con dicha orientación a lo largo de la historia que tienen competencias, talentos y virtudes”.

Nicolás Téllez dijo durante la Besatón que de lo que se trataba era de “llamar a toda la ciudadanía a formarnos en conciencia, en ver que la discriminación en este país ya es ilegal que no podemos segregar a ninguna comunidad, ni a ninguna otra minoría, porque en este país también constituimos ciudadanía y no somos personas de segunda categoría. A este país le falta mucha educación y mente abierta, para aceptar la realidad, para ser tolerantes y aceptar formas de amar distintas”.

“No se trata de que las personas tengan relaciones sexuales en público, pero tampoco que unas manifestaciones eróticas, románticas, afectivas, no puedan ser dadas en público porque se trata de personas del mismo sexo”, dice Arias.

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