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Si bien la eutanasia es legal en Colombia, la Corte Constitucional volvió a hacerle un llamado al Congreso de la República para que regule el derecho que tienen las personas a morir dignamente. | Foto: Istock / El País

CONGRESO DE LA REPÚBLICA

Eutanasia en Colombia: vea las opiniones de dos congresistas caleños

Una directriz del Ministerio de Salud y un fallo de la Corte Constitucional avivaron el debate sobre esta práctica en el país.

30 de julio de 2021 Por: Olga Lucía Criollo, editora de Poder

Una directriz del Ministerio de Salud indicando qué trámite deben seguir EPS e IPS para garantizarle la muerte digna a quien lo solicite, y un fallo de la Corte Constitucional que amplía los casos en que puede aplicarse, avivaron el debate sobre esta práctica en el país.

“El Estado se está lavando las manos”

Jhon Milton Rodríguez, senador por el partido cristiano Colombia Justa Libres.

Senador, ¿usted cree que el país está preparado para que la eutanasia sea una realidad cotidiana?

Creo que ninguna sociedad que le dé preferencia a la defensa de la vida estará preparada para algo tan inaudito como lo ha considerado la Corte Constitucional o como lo está reglamentando el Ministerio de Salud. De 202 países, solo 7, entre ellos Colombia, han considerado la eutanasia como una salida de política pública a las enfermedades graves o terminales. Incluso, Colombia sería el segundo país que la practica para enfermedades que no son terminales, o que considera, como es la última decisión de la Corte, ampliarla a casos de lesión física o problemas de depresión o de carácter psiquiátrico. Una sociedad como la colombiana, cuya mayoría de personas define la vida desde la concepción hasta la muerte natural, no está preparada para esto.

Ahora, estas decisiones tienen asuntos muy delicados. Primero, violan el orden constitucional, porque en la Constitución de Colombia no hay ningún supuesto derecho a la muerte digna. El artículo 11 indica es la defensa del derecho a la vida, de tal manera que la resolución de la Corte es inconstitucional. Es increíble que esto ocurra. Por otro lado, esta decisión desconoce el derecho fundamental de la salud, porque es obligación del Estado dar todas las atenciones necesarias para que el ser humano que está sufriendo pueda mitigar su dolor, pero no acabar con su vida. Y esa relación la doy por lo siguiente: en el uso de medicina para controlar el dolor en enfermedades graves o terminales en Colombia, el promedio es de 5,6 miligramos, entre ellos se incluye la morfina. Por ejemplo, en Canadá y EE. UU., esa aplicación per cápita supera los 700 miligramos por persona; el orden de coberturas de especialistas para enfermos terminales o graves en Colombia no supera el 40 %, es decir, por cada 100 de estos pacientes, solo 40 reciben la atención debida por especialistas; la atención sicológica y el acompañamiento a la familia de estas personas es mínima.

Entonces, con la reglamentación del Ministerio, que reglamenta el acceso en EPS e IPS al supuesto derecho de muerte digna para enfermedades graves o terminales, y con el fallo de la Corte, de ampliarlo incluso a enfermedades no terminales o lesiones física o sicológicas, genera una vulneración del derecho a la salud, literalmente el Estado se está lavando las manos frente a la obligación de atender la salud en casos de dolor o casos terminales de cualquier paciente en Colombia.

¿Cree que la Corte Constitucional se excedió en ese fallo?

Seis magistrados de la Corte Constitucional votaron por el sí de la aprobación y tres salvaron su voto, indicando que esto no le corresponde a la Corte definirlo, sino que es del resorte del Congreso de la República.

Además, sin que se haya publicado la sentencia, podemos anticipar que los magistrados incurren en prevaricato porque la Corte ya se había referido al supuesto derecho a la muerte digna, una cosa ya juzgada. Entonces, ellos se exponen a una demanda ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes y el Ministro de Salud, ante la Procuraduría, por haberse excedido en sus funciones de rango constitucional y en ejercicio de la división de poderes que ordena la Constitución de 1991.

Quienes promueven la eutanasia, dicen que su practica debe trascender el ámbito de la religión en un estado laico, ¿qué responde?

Mi mejor respuesta es el argumento constitucional y jurídico que le proporcioné en las respuestas anteriores. Ni usted ni yo nos hemos referido en esta entrevista a un libro sagrado.

¿Y qué les responde a aquellos que dicen que el Congreso colombiano le ha hecho ‘el quite’ al tema de la muerte digna?

Ante diferentes proyectos de ley, cualquiera que sea su naturaleza o su propósito, el legislador está ante dos eventuales posibilidades: aprobar el acto o el proceso de ley, o negar el acto legislativo o proyecto de ley. En ambos casos, según la Ley 5 de 1992, se considera expresión autónoma del Congreso y un caso ya legislado. Desde el 2018, ya en dos ocasiones el Congreso de la República ha legislado sobre la materia, diciéndole no a la eutanasia.

¿O sea que negar no es igual a no tratar el tema?

Exactamente. Lo que pasa es que esa es la manipulación de grupos que, presionando sus temas ideológicos y progresistas, como los llaman, tratan de invadir los terrenos del Congreso de la República, su autonomía y su soberanía, diciendo que votar no es no legislar y el no hace parte de legislar en Colombia. Es simple y llanamente respetar lo que ya existe en la Constitución y la ley.

¿Algún familiar suyo ha pedido la eutanasia o usted ha tenido que ver a alguien cercano sufrir de manera prolongada a causa de una enfermedad terminal?

En mi práctica de estar cercano a la gente por mi condición de pastor, he vivido muchísimas ocasiones de personas familiares, cercanas, gente que uno amo en esa condición.

La semana pasada nada más tuve la experiencia de una persona con un cáncer muy avanzado, que empezó en sus pulmones y luego le hizo metástasis en los huesos en diferentes órganos y él me decía: ‘yo quería morirme, pero el afecto y el amor de la familia, el cariño de las personas cercanas, la posibilidad de tener atención médica, me ha permitido entender que mi vida es valiosa hasta su último instante”.

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“El Congreso siempre va más atrás que la sociedad”

Juan Fernando Reyes Kuri, representante por el Partido Liberal.

​Representante, ¿la sociedad colombiana sí está preparada para asumir la práctica de la eutanasia?

Sí, por la cantidad de gente con la que hablo y me escribe sobre el tema, ahora que lo estoy liderando. Además, Colombia fue pionera en él por el fallo de la Corte Constitucional en 1997. Colombia lleva 23 años hablando de eutanasia. Pero es que no es una obligación para todo el mundo, los que tienen que estar preparados son las personas que quieran acceder a ella, los otros no van a acceder y punto. Lo que tenemos que hacer es garantizar el derecho a quienes sí quieren practicar la eutanasia en caso de que tengan enfermedades que generen en ellos sufrimientos insoportables.

Usted dijo que la reglamentación del Ministerio de Salud, más que agilizar, obstaculiza la eutanasia...

A mi juicio, esa resolución queda derogada con el fallo de la Corte de la semana pasada. Creo que el Ministerio tendrá que modificarla para acondicionarla a los progresos que trae la sentencia, pero es problemática porque pone un requisito nuevo y es que la persona debe pasar por cuidados paliativos obligatoriamente antes de acceder a la eutanasia. Eso es un retroceso, porque los cuidados paliativos deben ser voluntarios. Si el paciente no quiere pasar por ahí, sino irse derecho a la eutanasia, debe tener derecho. La norma tiene que ser muy clara y ahí deja una zona gris.

¿Y cómo analiza el fallo de la Corte?

Totalmente de acuerdo con él. Es lo que muchos estábamos esperando, va en línea con lo que he propuesto en el proyecto que he presentado varias veces. Es ampliar el derecho, porque hasta antes de ese fallo solo podía acceder a la eutanasia quien tuviera una enfermedad terminal, con pronóstico de muerte inferior a seis meses. Es decir, si el pronóstico era un poquito más, no la podían aplicar y tampoco si tenía una lesión que estuviera generando un sufrimiento físico o sicológico insoportable. Ahora, personas que tengan una enfermedad incurable avanzada, e incluso una lesión corporal, podrían acceder a la eutanasia.

Pero usted radicó por tercera vez un proyecto de ley para reglamentar la eutanasia en el país. ¿Va a haber un choque de trenes entre lo que definió la Corte y el Congreso?

No es un choque de trenes, es algo complementario. La misma sentencia de la Corte exhorta al Congreso: ‘llevo diciéndole 20 años que este es un derecho fundamental y que debe legislar y no lo ha hecho. Le reitero, por sexta o séptima vez, legisle’.

Por eso es necesaria la ley: en una democracia el que debe legislar sobre los derechos es el Congreso. Ahí están las distintas fuerzas políticas, la sociedad representada a través de partidos, tendencias, regiones, y es en ese escenario donde se debe discutir. Además, para mayor seguridad jurídica, la sentencia es una sentencia, pero la ley detalla muy bien quién puede acceder a ella, en qué condiciones y en qué casos. En cambio, cuando es solo sentencia, se presta para que los médicos tengan miedo y sean más restrictivos con el derecho y le pongan trabas. Si existe la sentencia y además una ley, el derecho se va a garantizar de mejor manera.

¿Será que la tercera es la vencida u otra vez se hundirá el proyecto?

Creo que es la vencida, la vez pasada perdimos por tres votos. Esperamos que esta vez, con todo lo que se ha generado, tendremos esos tres votos.

El senador Jhon Milton Rodríguez dice que con la reglamentación y la sentencia el Estado se está lavando las manos frente a su obligación de asistir a los pacientes con dolor...

Yo lucho en el Congreso para que la visión de él y otras parecidas se respeten, por supuesto, pero hay otras, como la de los que sí queremos que el derecho a morir dignamente se profundice y se garactice. Entonces mi lucha es para que las dos posiciones puedan convivir. El proyecto y la sentencia no obligan a nadie a practicarse la eutanasia, permite a quienes quieran acceder, poder acceder, y quienes no, no. Que podamos convivir, sin entrar a cuestionar o juzgar la otra posición, porque si no nos estarían imponiendo a todos los colombianos la posición del senador Jhon Milton, que por muy respetable que sea, es una y no la pueden imponer.

¿Pero que en dos ocasiones haya ganado el no a la eutanasia en el Congreso no significa que la mayoría de los colombianos no están de acuerdo con su práctica?

Yo no sé si la mayoría de colombianos, la mayoría del Congreso sí, por supuesto. El Congreso siempre va un poco más atrás que la sociedad. Pero, a pesar de eso, ha avanzado mucho, antes ni siquiera se había discutido el proyecto, yo logré que se discutiera, que aprobaran el primer debate y que en segundo debate se negara solo por tres votos. Pero, insisto, es un derecho al que pueden acceder las personas o no, no estamos obligando. Es un tema personalísimo, de cada individuo, no estamos afectando a nadie con este proyecto y esta decisión, solo le estamos dando a cada ser humano que decida sobre su propio cuerpo. ¿A qué otro ser humano afecta la posibilidad de que otro se aplique la eutanasia?

¿Algún familiar le ha dicho que no quiere que se practique eutanasia?

No me ha tocado tener esa conversación con nadie cercano que haya fallecido. Sí lo he hablado con mi familia varias veces, con mi esposa y coincidimos en el tema. Pero, le pongo un caso: mi mamá murió de cáncer, estaba sufriendo mucho, nunca hablamos de eutanasia porque ella no lo quiso, y yo se lo respeté.

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