La indolencia

La doble calzada a Buenaventura, por la que la región ha reclamado durante décadas, hoy tiene tramos intransitables y peligrosos por los deslizamientos de tierra que invaden sus calzadas.

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27 de ene de 2021, 11:55 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 06:45 a. m.

No solo es que una carretera proyectada hace 50 años, que además es la comunicación directa del interior del país con su puerto más importante sobre el Pacífico, siga sin terminarse.

Es que la indolencia del centralismo ha llegado a tal grado que ni siquiera se le hace el mantenimiento que requiere y al que está obligado el Invías desde 2018 cuando comenzó a recibir los ingresos de los peajes del Valle que hasta entonces estaban en concesión.

La doble calzada a Buenaventura, por la que la región ha reclamado durante décadas, hoy tiene tramos intransitables y peligrosos por los deslizamientos de tierra que invaden sus calzadas.

Problemas que no son nuevos, como quedó registrado en las denuncias de este diario hace más de dos años y que ahora vuelven a ser noticia ante la gravedad de la amenaza que significa para los usuarios de la vía y sus vecinos.

Como lo muestran las fotos publicadas en nuestra edición de ayer, los derrumbes siguen creciendo, cubren la carretera y afectan predios cercanos, generando la posibilidad de que la Nación sea demandada por los perjuicios que causa tan evidente omisión.

Las fotos son la radiografía de lo que pasa con la doble calzada Buga Buenaventura, así como del poco interés que parece haber en el Invías para invertir aquí los recursos que generan los peajes en la malla vial del Valle.

Son $250.000 millones anuales los que el Invías recauda en esos peajes, lo que por sí solo demuestra la indolencia para resolver un peligro que lleva dos años sin dolientes.

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