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Un final anunciado

No habrá un pronunciamiento en derecho si no un acto político, y salvo un hecho inusual, el proceso contra Donald Trump terminará en una absolución que consolide sus aspiraciones reeleccionistas y las de los sectores que apoyan su impredecible gestión.

19 de enero de 2020 Por: Editorial .

Con la entrega de los cargos contra el presidente Donald Trump ante el Senado empieza el proceso de acusación o ‘impeachment’ que puede llevar a destituirlo. Aunque el desenlace es por ahora previsible, lo que no parece medirse aún es el efecto que tiene en la opinión pública de los Estados Unidos y en el futuro de su gobierno.

Los dos cargos son lo suficientemente graves como para exigir que la Justicia opere con la neutralidad y eficacia necesarias para encontrar la verdad. Sindicar a un presidente de la nación más poderosa del planeta de abuso de poder al presionar al gobierno de Ucrania para forzar una investigación contra su posible rival en las elecciones de noviembre, usando para ello la congelación de una ayuda por US$400 millones, y de obstrucción a las investigaciones que adelantó la Cámara de Representantes, debería producir una reacción nacional.

Pero no ha sido así. A pesar de los esfuerzos de los medios de comunicación por concentrar el interés en el proceso, es imposible ignorar que la mayoría de ellos tienen una inspiración cercana al Partido Demócrata, la cual ha sido utilizada por Trump para mantener el respaldo de los grandes sectores conservadores de la sociedad estadounidense. Por ello, lo que está ocurriendo es algo parecido a la antesala de una campaña en la cual el hábil empresario ha montado un ‘reality show’, en lo cual es un experto.

Así, el proceso forma parte de ese vertiginoso carrusel de emociones y controversias generadas por el imprevisible presidente Trump en los tres años que cumple mañana al frente de su nación. Gobernando con el tweet en la mano, casi no ha existido un día en el cual él no produzca un hecho que genere la solidaridad de sus partidarios y seguidores, o la reacción muchas veces airada de sus opositores. No importa cuán desacertados o retadores sean sus trinos, Trump es sin duda el rey de la audiencia política en las redes sociales.

El juicio político que se inicia ha cumplido hasta ahora los pasos de rigor. Presentada la acusación que fue tramitada durante seis meses en la Cámara de mayoría demócrata, ya fueron designados los acusadores y en breve se sabrá la nómina de los defensores del Mandatario que incluirá a quienes representaron al demócrata Bill Clinton cuando enfrentó un proceso similar. Y se conocen también los hechos de los cuales se le acusa, aunque ya se presentan nuevos aportes que deberían agravar la situación del acusado.

Entre tanto, la economía de los Estados Unidos sigue en auge y el Presidente mantiene un 45% de favorabilidad, índice constante en las encuestas de los últimos tres años. A pesar de sus polémicas y errores, Trump los usa como instrumento para conseguir el respaldo de su partido en sus intenciones de reelegirse para otros cuatro años.

De ahí que las cartas sobre el futuro del juicio estén ya marcadas ante la mayoría republicana en su juez, el Senado. No habrá un pronunciamiento en derecho si no un acto político, y salvo un hecho inusual, el proceso contra Donald Trump terminará en una absolución que consolide sus aspiraciones reeleccionistas y las de los sectores que apoyan su impredecible gestión.

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