SOS Pacífico
Es innegable que las autoridades nacionales han actuado con eficacia y prontitud para enfrentar la amenaza del Covid-19 y contener los efectos de la pandemia en la población colombiana.
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11 de jun de 2020, 11:55 p. m.
Actualizado el 25 de abr de 2023, 07:12 p. m.
Es innegable que las autoridades nacionales han actuado con eficacia y prontitud para enfrentar la amenaza del Covid-19 y contener los efectos de la pandemia en la población colombiana. Sin embargo, también es indiscutible que existen grandes regiones del país a la espera de la acción oficial para evitar los daños que puede ocasionar en sus comunidades.
El Litoral Pacífico es una de ellas sino la más amenazada, debido precisamente a la débil presencia del Estado, la precaria situación económica de sus municipios y la ausencia de una red de salud con capacidad para identificar el contagio, seleccionar y atender la emergencia, por lo menos hasta que se puedan trasladar las víctimas hacia ciudades donde se les pueda brindar la atención que se requiere.
Sus dos ciudades principales, están en situación difícil según lo reconocen sus autoridades y dirigentes. En Buenaventura se han presentado 809 casos de contagio y van 47 fallecidos. Su sistema de salud es precario y aunque la Fundación Valle del Lili apoya la recolección de muestras y esta semana recibió apoyo del Ministro de Salud en ventiladores, su situación es crítica para atender un municipio, el más extenso del Valle, que cuenta con más de 350.000 habitantes.
De otra parte, en Tumaco se han presentado 1134 casos y van 43 fallecidos; tan delicada es la situación allí que el comité “Unidos por la vida y la justicia”, compuesto por el Obispo y la Cámara de comercio de la ciudad emitió el pasado martes un comunicado en el cual hace un llamado de atención urgente a los gobiernos nacional y departamental”, para que se atiendan las condiciones de salud de once poblaciones ubicadas en la zona del Pacífico, a los cuales se llega por el mar en jornadas que fluctúan entre cuatro y seis horas de navegación.
De nuevo, las limitaciones hospitalarias de Tumaco y Buenaventura, así como el mal estado de su red de salud despiertan la inquietud de lo que puede estar aconteciendo en el Pacífico. Se sabe que esas dos ciudades son el nódulo principal de las conexiones entre todas las poblaciones del litoral, incluidos la costa del departamento del Chocó y el bajo San Juan, donde están asentadas numerosas comunidades indígenas y afroamericanas.
Esa condición las convierte en posibles propagadoras de la pandemia, sin que existan posibilidades de impedir el transporte que entra y sale de sus puertos. Así, el reclamo de Tumaco debe sumarse a los pedidos de municipios caucanos como Timbiquí, cuya alcaldesa alerta que allí no se ha podido realizar “un tamizaje de pruebas rápidas que permita conocer cuál es la realidad con respecto a la pandemia”.
Como lo han repetido en innumerables ocasiones los alcaldes de esa zona y personajes como el Obispo de Tumaco o la Cámara de Comercio de esa ciudad, la situación del Litoral Pacífico es tan desconocida como peligrosa para los cientos de miles de colombianos que lo habitan. Su distancia del centro del país y la falta de recursos para hacerle frente a una emergencia que ha tenido respuesta oportuna en el centro del país, demanda la reacción del Estado para evitar una tragedia.
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