¿Regreso al pasado?
Cómo logrará América Latina recuperar el sendero del crecimiento, el remedio más eficaz para combatir la pobreza, la desigualdad y la violencia que afecta a sus pobladores, y qué hará para evitar que el populismo acelere esos enemigos. Esa es la gran pregunta que deben responder sus dirigentes públicos y privados antes de que se le haga tarde para evitar el regreso al pasado
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4 de mar de 2021, 11:55 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 06:50 a. m.
Mientras América Latina se encuentra en la crisis más grave de pobreza de los últimos doce años, la política de sus países sigue debatiéndose en viejas discusiones ideológicas y aprovecha el populismo para conseguir votos. Ojalá se produzca un momento de reflexión para evitar repetir lo que en su momento fue calificado como la década perdida del subcontinente.
Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, el impacto de la pandemia en la región durante el año 2020 fue enorme, al detener los flujos comerciales y turísticos y golpear sus ingresos, como ocurrió en todo el mundo. Por ello calcula en 5,3% la caída de su Producto Interno Bruto, consecuencia de la reducción en la actividad económica en el 5,2%, resultado a su vez de la reducción del 14,8% de sus exportaciones y de 17,6% de las de los países suramericanos.
Para quienes desestiman el PIB como el indicador sobre la salud de la economía, están los índices sociales: como consecuencia de esa caída, el 2020 terminó con 37,7 millones de desempleados en la región latinoamericana, 11,6 millones más que en diciembre de 2019. Y la tasa de pobreza llegó al 34,7% de su población, 209 millones de sus 654 millones de habitantes, mientras la pobreza extrema ascendió a 78 millones de seres humanos, el 13,5% de los latinoamericanos.
Es decir, la región perdió el progreso que alcanzó a impulsar desde el 2009, mientras sus Estados debieron crecer el endeudamiento público para atender las consecuencias de una pandemia que aún no termina. Lo que hace prever que en el futuro próximo deberán destinar una gran cantidad de sus ingresos fiscales a atender el pago de esa deuda y de sus intereses, so pena de recibir las consabidas sanciones de la banca mundial.
Eso mismo ocurrió en los años 80, calificados de manera precisa como la década perdida de América Latina, cuando sus naciones debieron dedicarse a pagar el endeudamiento que, se suponía entonces, debería impulsar el desarrollo de sus naciones. De igual manera, ello se produjo en momentos en que el populismo resurgió con fuerza para explotar el descontento social y las necesidades básicas insatisfechas, así como la inconformidad ante el avance de la corrupción que se quedaba con gran parte del patrimonio público.
Ahora, la región está en un predicamento grave y complicado, si se quiere más angustioso pues aún no ha terminado la emergencia del Covid-19 que se ha llevado la vida de más de 650.000 de sus habitantes en tanto la vacunación va a ritmo lento. Y están ya en marcha los procesos para elegir presidentes en casi todos sus países, sumergidos en la crisis y necesitados de un norte para superarla con decisiones claras y certeras.
Cómo logrará América Latina recuperar el sendero del crecimiento, el remedio más eficaz para combatir la pobreza, la desigualdad y la violencia que afecta a sus pobladores, y qué hará para evitar que el populismo acelere esos enemigos. Esa es la gran pregunta que deben responder sus dirigentes públicos y privados antes de que se le haga tarde para evitar el regreso al pasado.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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