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¿Reelegir la corrupción?

Mientras Argentina parece condenada a reelegir la corrupción, el virtual presidente Alberto Fernández se lava las manos. Le cumplió a su jefa y solo se limita a esperar que Macri termine de hundirse en su fracasada administración para ganar en la primera vuelta.

22 de septiembre de 2019 Por: Editorial .

De los graves y al parecer insolubles problemas crónicos que padece Argentina, la corrupción y su recurrente desafío es el peor. Ahora, las elecciones se convierten en el medio a través del cual se garantizará la protección a Cristina Kirchner para evitar que la justicia le castigue por los desafueros cometidos durante doce años por ella como presidenta.

Las elecciones primarias del pasado 11 de agosto que dieron un triunfo abrumador al kirchnerista Alberto Fernández por encima del actual presidente Mauricio Macri solo ratificaron las peores predicciones. Ese día el peso se desplomó casi el 30 % y la bolsa perdió en una sola jornada el 38 % de su valor, la segunda mayor caída en la historia de los mercados.

El deterioro ha sido veloz. A principios de mayo se necesitaban 21 pesos para comprar un dólar, en julio ya eran 42 y el mes pasado superó los 60. El gobierno intentó contener la caída de la moneda con tasas de interés de hasta 70 % y la economía colapsó. El consumo se detuvo y crecieron la pobreza y el desempleo. Miles de pequeñas empresas tuvieron que cerrar.

Cuando Macri anunció una negociación con el FMI muchos temieron lo peor. El Presidente presentó como una bendición un préstamo de 57.000 millones de dólares, una cifra sin precedentes. El recuerdo de las peores crisis se estacionó en el ánimo de los argentinos y lo peor, en efecto, llegó posteriormente.

Todo ello es consecuencia también del manejo que le dieron sus antecesores. Con la economía quebrada, la pobreza en niveles del 35% y la incertidumbre causada por el regreso del populismo del kirchnerismo, Argentina parece continuar la senda del no futuro. El gobierno que se planteó como la reconstrucción, fracasó al aplicar políticas neoliberales extremas que ahuyentaron en vez de atraer la inversión, propiciando más dudas.

Ahora, la alternativa es el regreso del kirchnerismo, y de Cristina Fernández como vicepresidenta. La expresidenta fue llamada a juicio por el ‘Caso de los cuadernos’, el descarado montaje dedicado a cobrar sobornos a grandes empresarios vinculados a la construcción de obras públicas. Existen cientos de testimonios y pruebas encabezadas por los cuadernos de un chofer de su confianza encargado de recoger las coimas que correspondían tanto a su marido Néstor como a ella.

Sin embargo, como senadora tiene fuero parlamentario, lo que le garantizará que no será detenida. Y si gana las elecciones tendrá la protección que beneficia a los vicepresidentes. Su detención solo sería posible si el Congreso le levanta su fuero, poco probable debido a que la mayoría parlamentaria peronista lo impedirá.

Mientras Argentina parece condenada a reelegir la corrupción, el virtual presidente Alberto Fernández se lava las manos. Le cumplió a su jefa y solo se limita a esperar que Macri termine de hundirse en su fracasada administración para ganar en la primera vuelta.

Ningún escenario es bueno para Argentina, salvo que el nuevo mandatario rectifique el rumbo de un país que llegó a ser el más rico del mundo y la gran despensa de la humanidad a finales de la Segunda Guerra Mundial.

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