Reaparece la emergencia

Por eso hay que aceptar las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional, acatadas y aplicadas de manera inmediata por las administraciones Departamental y Municipal para evitar las aglomeraciones y profundizar el aislamiento social

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5 de abr de 2021, 11:55 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 06:55 a. m.

Lo que se presagiaba está convirtiéndose en una dura realidad: la pandemia del Covid-19 está tomando fuerza de nuevo y hay que actuar para impedir que el daño en término de víctimas vuelva a aumentar. Para ello es imprescindible ya recurrir a la experiencia acumulada en el último año y aceptar que es responsabilidad de cada uno de nosotros lograr un control efectivo, mientras se puede llegar a un cubrimiento con la vacuna que permita el regreso de la normalidad.

En el caso de Cali, las cifras indican a las claras que el llamado tercer pico está aquí y reclama acciones para enfrentar sus efectos. Con el 84 % de ocupación en sus Unidades de Cuidados Intensivos, y el aumento en la positividad de las pruebas de coronavirus realizadas a diario, pasando del 10% a un 15%, lo que se pensaba era una eventualidad ya es un hecho comprobable que reclama respuestas. El problema crece de manera dramática si se suman las consecuencias que se están presentado en las ciudades vecinas y en el resto del Valle.

Por eso hay que aceptar las decisiones tomadas por el Gobierno Nacional, acatadas y aplicadas de manera inmediata por las administraciones Departamental y Municipal para evitar las aglomeraciones y profundizar el aislamiento social, la mejor forma de romper la cadena de contagios que, valga la oportunidad aclararlo, también se está reviviendo en muchos lugares y naciones del mundo. La ampliación del toque de queda desde las ocho de la noche cada día, así como la posibilidad de intervenir el transporte público, son recursos de probada eficacia.

Se dirá entonces que hay inquietudes sobre los programas de vacunación que hasta ahora registran un poco más de dos millones de dosis aplicadas. Y con justa razón deben escucharse los llamados de autoridades como el señor Alcalde de Cali, quien reclama por el aumento del número de vacunas y explica que hay 1.500 personas vinculadas al programa de vacunación dispuestas a cumplir una misión hasta ahora reconocida por su calidad y eficiencia entre quienes han recibido el servicio.

No obstante, la responsabilidad es de todos los ciudadanos. Son ellos los que deben asumir los controles necesarios para detener una oleada que puede causar muerte o lesiones a las víctimas del Covid-19, a sus familias y de paso a toda la sociedad. En especial, es necesario hacer eco a los pedidos de las autoridades que les solicitan a quienes lleguen de sus vacaciones la posibilidad de aplicar aislamientos más rigurosos durante siete días, con lo cual se evitan riesgos mayores.

La emergencia es más que evidente, los riesgos para todos los caleños y vallecaucanos siguen siendo reales y pueden aumentar en los próximos días, por lo cual no es posible aflojar los controles. Pero lo aprendido en los últimos doce meses debe servir para entender que siempre y cuando se tomen las medidas de prevención más elementales como el uso del tapabocas, el distanciamiento prudente y el lavado de manos, será posible evitar una parálisis aún más profunda, con las consecuencias y los estragos que se han ocasionado en el empleo y la actividad social en todos los órdenes.

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