Paz total y violencia
Treinta días después de asumir sus funciones, el presidente Petro ya debe saber que la violencia lo está retando para lograr ventajas en su propuesta de Paz Total.
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6 de sept de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:57 p. m.
En el mes que lleva de presidente Gustavo Petro una de sus banderas ha sido la Paz Total, propuesta para detener los desafíos al Estado y las confrontaciones entre los protagonistas de los hechos criminales que se producen en Colombia. Y frente a ello, los grupos armados y la delincuencia común parecen responder con violencia a una convocatoria que debería servir para detener lo que es el gran problema de nuestra nación.
La propuesta del presidente Petro ha generado preocupaciones ante la posibilidad de que se convierta en impunidad para quienes cometen toda clase de atentados contra las leyes y contra la integridad y la vida de los colombianos. No obstante, y a pesar de la experiencia que Colombia ha vivido en las últimas décadas, se reclama que se le conceda el espacio y el tiempo para que produzca los resultados que espera el Gobierno Nacional.
Pero la respuesta en estos 30 días ha sido demasiado evidente como para no alarmarse. Arrecian las masacres, se produce el atentado terrorista en el que asesinan a siete policías en el Huila y los desafíos de las bandas organizadas están a la orden del día en casi todo el país. Mientras tanto, los integrantes del Eln, organización a la cual le reconocieron de nuevo carácter político para revivir los diálogos de paz, emite comunicados exigiendo un tratamiento especial y distinto al que se le otorgará a la delincuencia común.
De otra parte, los dirigentes del Consejo Regional Indígena del Cauca rechazan en términos desafiantes los llamados oficiales para que desalojen las tierras invadidas en el norte del Cauca y acepten sentarse en las mesas de diálogo ofrecidas por el Gobierno. Y se enfrentan a las autoridades que deben hacer uso de la fuerza legítima para defender los derechos que están desconociendo los invasores, mientras declaran ante el mundo su desconocimiento de la Constitución para cumplir sus propósitos, alegando que son maltratados.
No menos preocupante es lo que ocurre en Buenaventura, donde estuvo ayer el presidente de la República. Allí debió enterarse de la guerra que enfrenta a bandas criminales, la cual atemoriza a los trescientos mil habitantes de la ciudad más importante sobre el océano Pacífico, las que ahora piden amnistías y tratamientos especiales para cesar su violencia. Como está ocurriendo en Bogotá, Cali y otras ciudades, los crímenes horripilantes cometidos por bandas de narcotráfico son noticia diaria.
Todo ello parece ser la respuesta al llamado de la paz total del presidente Petro, su gran apuesta para detener una violencia desatada, de la cual parecen ser parte fundamental las decisiones que ha tomado en la Policía y el Ejército y los nombramientos de los organismos de seguridad. Son acciones que ya deberían estar produciendo resultados en la reducción de la criminalidad y, por el contrario, han recibido como respuesta más terrorismo.
Treinta días después de asumir sus funciones, el presidente Petro ya debe saber que la violencia lo está retando para lograr ventajas en su propuesta de Paz Total. Y que debe actuar sin ingenuidades para evitarle males mayores a nuestra nación.
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