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Patrimonio de Cali

Las quejas y las peticiones para que se le ponga atención a San Antonio no son de ahora. Durante años se ha reclamado la intervención de las autoridades locales, que se han mostrado indiferentes e incluso indolentes con lo que sucede, como si no existiera interés en rescatar y conservar ese patrimonio de la ciudad.

26 de febrero de 2023 Por: Editorial .

San Antonio es el reflejo de la indiferencia caleña hacia su patrimonio histórico. El barrio colonial, catalogado como Bien de Interés Cultural de la Nación, no pareciera tener dolientes entre las autoridades municipales, llamadas a protegerlo y hacer respetar las normas, mientras son sus habitantes quienes en solitario han emprendido la cruzada para evitar que ese tesoro desaparezca.

Con la iglesia construida en 1746 en lo alto de la loma para honrar a San Antonio de Padua, comenzó a formarse el que hoy se reconoce como uno de los sectores de mayor tradición de la capital del Valle. Sus calles y sus casas son testimonio de tres siglos de historia, que guardan en sus rincones la herencia de su cultura urbana, de su arquitectura y de la amalgama que hace parte de la identidad caleña.

Por ello no se explica que frente a los llamados permanentes de los vecinos y del Ministerio de Cultura, debido a las irregularidades que se presentan en construcciones o en los permisos de uso del suelo, la Administración Municipal no haya cumplido con su trabajo de hacer respetar la reglamentación que rige para San Antonio. Este un barrio considerado como Patrimonio Histórico, que además es Bien de Interés Cultural, y como tal debe ser tratado.

Pero no. En medio de sus casas tradicionales se levantan edificaciones que traspasan la altura permitida o irrespetan las características que se deberían conservar. Son las actividades comerciales que no se ajustan a los requisitos o las calles convertidas en parqueaderos públicos con lo cual se obstaculiza la movilidad. Y es la inseguridad que afecta la tranquilidad de sus residentes y de quienes visitan un sector que tiene además vocación turística.

Las quejas y las peticiones para que se le ponga atención a San Antonio no son de ahora. Durante años se ha reclamado la intervención de las autoridades locales, que se han mostrado indiferentes e incluso indolentes con lo que sucede, como si no existiera interés en rescatar y conservar ese patrimonio de la ciudad.

No es con improvisaciones como se solucionarán los problemas que afectan al tradicional barrio de Cali. En primer lugar, hay que garantizar el cumplimiento de la normatividad que es la manera de preservar el legado, tal como lo reclaman los residentes, en su mayoría familias que por décadas e incluso generaciones han habitado en San Antonio.

Tampoco se puede desconocer que la cultura, en sus diversas expresiones, la oferta gastronómica o el comercio organizado hacen parte de su esencia turística. Por ello sería válido potenciarlos e incluso promoverlos si se hace de manera ordenada y armoniosa, con la menor afectación sobre el que es considerado un Bien de los caleños y de la Nación, así como respetando a quienes viven en él.

El barrio San Antonio es parte de la memoria de la capital del Valle construida en los últimos 300 años. Es también el símbolo de identidad de una ciudad construida desde la diversidad, con tradiciones que se preservan y orgullosa de lo que es.

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