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Para salir del enredo

El hecho innegable es que el causante del enredo que se presenta fue el Eln. El estallido del carro bomba en la Escuela de la Policía General Santander fue un delito de lesa humanidad calificado por la ONU y por la comunidad internacional como terrorismo. Y tuvo como uno de sus efectos el terminar la negociación, no por discrepancias o dificultades entre las partes sino por su característica de acto atroz contra la humanidad.

23 de enero de 2019 Por: Editorial .

Extraditar o no a los jefes del Eln que se encuentran en Cuba como negociadores, por su responsabilidad en el acto terrorista del pasado 17 de enero. Respetar un protocolo firmado por el gobierno anterior, o insistir en desconocerlo, sobre la base de que lo hizo un gobierno y no el Estado colombiano.

Esa es la situación que se presenta hoy, causando grandes divergencias y produciendo fricciones evidentes con Cuba y Noruega, el primero sede de las negociaciones desde que Ecuador se retiró de tal encargo y ambos garantes de un proceso iniciado por la intención de Colombia de buscar soluciones pacíficas a la violencia, y terminado por el terrorismo del Eln. Es la consecuencia de un acto demencial que truncó de nuevo la negociación con ese grupo y ratificó su ausencia de voluntad para llegar a la terminación del conflicto.

El hecho innegable es que el causante del enredo que se presenta fue el Eln. El estallido del carro bomba en la Escuela de la Policía General Santander fue un delito de lesa humanidad calificado por la ONU y por la comunidad internacional como terrorismo. Y tuvo como uno de sus efectos el terminar la negociación, no por discrepancias o dificultades entre las partes sino por su característica de acto atroz contra la humanidad.

Bajo esa óptica, el reclamo para que Cuba extradite a los miembros del Eln, que además aceptaron la autoría de su organización del atentado y se solidarizaron con él, debe entenderse como el propósito del Gobierno Nacional de exigirles respuestas ante la Justicia de nuestro país sobre un crimen de guerra. Lo contrario es dar a entender que el gobierno anterior que inició la negociación, y el del presidente Iván Duque que no dio por terminado el proceso en La Habana, aceptaban la posibilidad de que se cometiera ese crimen contra personas indefensas, o que toleraran el secuestro.

Ahora, lo que está sobre la mesa es un posible conflicto con Cuba y Noruega, países que siguen defendiendo la aplicación del protocolo que se acordó en caso de que se diera por terminada la negociación, y en el cual el Gobierno se compromete a permitir y colaborar en el traslado de los negociadores del Eln al territorio nacional, estableciendo plazos durante los cuales no se podrá actuar contra ellos. Debe decirse entonces que lo que existe hasta ahora es un desencuentro producido por el terrorismo de ese grupo y no por terminación bilateral de la negociación.

Es pues un enredo en el cual el presidente Duque y su gobierno insisten en exigir la detención y extradición de los directivos del Eln que se encuentran en La Habana, respaldado por Chile como otro país facilitador y apoyado por el comunicado de la ONU que califica de terrorista el crimen del pasado 17 de enero. Al otro lado de este impase están Cuba y Noruega que continúan reclamado la aplicación del protocolo para la terminación de la negociación cuando no haya acuerdo.

Ojalá se logre un convenio que impida la impunidad del terrorismo y al Eln salirse con la suya, pretextando ser una organización política mientras asesina y secuestra colombianos indefensos.

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