Nada es imposible

Hay esfuerzos importantes para restaurar lo perdido, como el que está haciendo Colombia al sembrar 180 millones de árboles nuevos, número al que llegará en este 2022. Ahora falta que el país disminuya por lo menos en 20.000 al año la cantidad de hectáreas que se pierden en territorio nacional y contribuya así a la meta mundial.

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6 de may de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:40 p. m.

Hay buenas noticias: la deforestación anual en el mundo ha disminuido un 30% desde el año 2000, lo que significa que las acciones para detener la tala de árboles, y sus efectos, muestran resultados positivos. La parte negativa es que los bosques y selvas tropicales, principalmente los de Suramérica, son los más amenazados por esta práctica, lo cual tiene graves consecuencias para el Planeta.

Pasar de 11 millones de hectáreas boscosas arrasadas anualmente en los primeros 10 años del presente siglo, a deforestar 7,8 millones en la segunda década, es un avance importante. No significa sin embargo que la situación sea menos grave porque con el papel natural que cumplen los árboles en la absorción de carbono, generación de agua y ser hábitats de miles de especies, hablar de millones de hectáreas perdidas quiere decir que los efectos en el medio ambiente -y de paso en la salud humana- aún son nefastos.

Así lo plantea la más reciente Evaluación de Recursos Forestales Mundiales presentada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la cual recoge las experiencias de 126 naciones y territorios entre los años 2000 y 2018. Las noticias en general son positivas, aunque el informe confirma que los bosques tropicales de América del Sur son los que más se han talado, con 68 millones de hectáreas en ese periodo, seguidos por los de África que suman 40 millones.

No tan bueno es que el año pasado, que no se incluye en la evaluación, presentó un retroceso significativo en el freno a la deforestación. En el 2021 la pérdida de los ecosistemas tropicales representó el 90% del total mundial, con una cifra de 11,1 millones de hectáreas, de las cuales 3,5 millones correspondieron a bosques primarios. El 40% de esa cantidad fue talada en Brasil, 300.000 hectáreas en Bolivia y unas 170.000 en Colombia, por lo que la región de la Amazonía presenta el panorama más preocupante.

¿Las causas? Las expansiones de tierras para la agricultura y el ganado son las principales: entre las dos son responsables del 88,5% de la deforestación global. Como son actividades ligadas con la seguridad alimentaria y los países más afectados son los más pobres, las soluciones deben encaminarse, según la FAO, a impulsar un desarrollo agropecuario sostenible y a encontrar salidas que permitan alimentar al mundo sin destruir los bosques.

Por lo pronto se ve lejano, aunque no imposible de cumplir, el propósito definido en la Cumbre de Glasgow celebrada en el 2021, según el cual para el 2030 la deforestación del planeta debería estar en cero y comenzar a reversarse. Hay esfuerzos importantes para restaurar lo perdido, como el que está haciendo Colombia al sembrar 180 millones de árboles nuevos, número al que llegará en este 2022. Ahora falta que el país disminuya por lo menos en 20.000 al año la cantidad de hectáreas que se pierden en territorio nacional y contribuya así a la meta mundial.
Si la humanidad es capaz en 10 o 15 años de salvar, proteger y repoblar sus bosques, habrá dado un larguísimo paso en el hasta hoy difícil camino para conservar el único hábitat que tiene.

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