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Luz para el Caribe

Luego del fracaso de la última concesión que dejó a la Costa Atlántica con serios problemas en el suministro de energía eléctrica a sus más de diez millones de habitantes y a Colombia un pleito jurídico de grandes proporciones, este jueves se inicia una nueva etapa para lo que fue Electricaribe.

29 de septiembre de 2020 Por: Editorial .

Luego del fracaso de la última concesión que dejó a la Costa Atlántica con serios problemas en el suministro de energía eléctrica a sus más de diez millones de habitantes y a Colombia un pleito jurídico de grandes proporciones, este jueves se inicia una nueva etapa para lo que fue Electricaribe. Es la oportunidad que promueve el Gobierno Nacional para conseguir que por fin se tenga un servicio idóneo y la inversión necesaria para superar lo que es un descalabro de décadas.

Electricaribe es una historia de múltiples caídas y de acciones de varios gobiernos nacionales para rescatar de la quiebra un servicio público esencial. En su momento, el hecho de ser de carácter público convirtió a la empresa, y sobre todo al suministro de energía, en objetivo de la corrupción y proveedor de votos a través de la cultura del no pago y del no cobro, manejada con habilidad y no poca complicidad en las esferas oficiales.

Así nació uno de los grandes enemigos de la entidad, el que se considerara que la energía era gratis o que se recuperara a toda suerte de artilugios para evadir el pago, incluso en empresas privadas de importancia. En resumen dos compañías que a su vez recogieron las electrificadas departamentales en quiebra por ese clientelismo, se reunieron en 1998 para dar nacimiento a lo que en pocos años llegó a una nueva crisis que en el 2017 llevó a la intervención con intenciones de liquidación de parte de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, cuyo objetivo es proteger al usuario, según la ley 142 de 1994.

Esta última liquidación desencadenó un pleito gigantesco con el último propietario de Electricaribe, un consorcio español al cual se le quitó la empresa debido a incumplimientos como la falta de inversión en la modernización de los equipos, la renovación y ampliación de las redes y la satisfacción de las miles de quejas de personas naturales y jurídicas.
Todos a una, reclaman los daños que les ha causado un servicio deficiente cuando no existente, mientras sus propietarios se negaban a cumplir sus compromisos de inversión.

Ahora, Electricaribe vuelve a ser dividida en dos empresas, Caribe Sol y Caribe Mar, las cuales fueron entregadas a concesionarios nacionales con una trayectoria conocida, una solidez financiera y una propuesta que debe servir para resolver la crisis. Antes de eso, la Nación empezó a inyectar varios billones de pesos, gran parte de ellos provenientes de una sobretasa al consumo de energía pagada por todos los colombianos y dirigida a salvar el servicio de energía a la Costa Atlántica.

En esa estrategia está comprometido el Gobierno Nacional para resolver un problema que afecta a la quinta parte de la población nacional y limita de manera grave las posibilidades de progreso de las comunidades que debe atender. Es de esperar que funcione y que se superen los vicios clientelistas, la cultura del no pago y el interés por exprimir al máximo el negocio sin asumir la obligación de mejorar el servicio, invertir en su mejoramiento y responder a los usuarios para que se pueda generar la estabilidad que demanda la región Caribe de nuestro país.

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