Los problemas de España
Muy débil se percibe el gobierno español para afrontar problemas como el reto independentista en Cataluña, el escándalo por la venta de armas a Arabia Saudita o la llegada de inmigrantes.
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16 de sept de 2018, 11:55 p. m.
Actualizado el 19 de abr de 2023, 05:03 a. m.
La que termina puede ser la peor semana en la historia de Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español. Y es la demostración de la fragilidad por la que atraviesa la gobernabilidad de su país.
A las acusaciones de que plagió su tesis, se suma la polémica por la debilidad de su equipo que le ha hecho caer a dos ministros en menos de cien días.
El jefe del Partido Socialista Obrero Español llegó al gobierno al ganar una moción de censura que le puso punto final al mandato de Mariano Rajoy. Era la primera vez que tal hecho sucedía en la España posfranquista y que se posesionaba un presidente sin ser diputado.
La luna de miel no podía ser muy larga. Con una coalición política débil y un gabinete escogido a las carreras, las acusaciones de haber plagiado su tesis llegaron en el peor momento, rodeando de incertidumbres y de sospechas a quien debería tener entre sus prioridades el enfrentar el desafío de los separatistas catalanes.
Sánchez se enfrenta a una dura realidad que le recuerda que solo tiene 84 diputados a favor y una organizada oposición al frente. El Presidente del Gobierno español logró el apoyo de la izquierda, los independentistas catalanes y los nacionalistas vascos, valencianos y uno de los canarios. Una variopinta coalición que presiona y exige el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Desde el Gobierno justifican las faltas aduciendo que todo fue demasiado rápido porque no hubo transición por la moción de censura. Una de las promesas del Sánchez fue convocar elecciones para legitimar su ascenso al poder, pero a pesar de que han pasado tres meses no ha precisado ninguna fecha porque sabe que las encuestas no lo favorecen y perderá en forma irremediable.
Las acusaciones de plagio lo han sacado de su aparente equilibrio y lo han conducido a amenazar a medios de comunicación como ABC con una denuncia por calumnia, la cual le fue contestada de manera contundente. Sánchez ha cedido a la presión e hizo pública la tesis. Y aunque pareciera que eso le podría dar un respiro, lo que resulta evidente es que el jefe del Psoe está en el peor de los mundos: debilitado, con una oposición que no le da tregua y aprisionado por unos aliados que lo amenazan con quitarle el apoyo si no cumple sus compromisos.
Muy débil se percibe el gobierno español para afrontar problemas como el reto independentista en Cataluña, el escándalo por la venta de armas a Arabia Saudita o la llegada de inmigrantes. A Sánchez le midieron el aceite y no se ve cómo una coalición quebradiza pueda sostenerlo.
España se encuentra en una de las épocas más grises de su democracia en cincuenta años. La manera en que cayó Rajoy, sumado a la debilidad de Sánchez, advierten un agotamiento en los partidos tradicionales. Y las acusaciones de plagio no son solo para Sánchez. Pablo Casado, el líder del Partido Popular, está a la espera de que la Justicia resuelva si será investigado por cohecho y prevaricato en relación con su máster en derecho público autonómico.
A lo mejor, llegó el momento en que un partido distinto al Psoe y al PP asuma la presidencia de España.
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