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Lecciones por aprender

Hay pues una obligación de aclarar lo sucedido, simplemente para que no se repita en las dos jornadas sin IVA que faltan. Y queda el deber de aprender la lección para evitar que se vuelva a presentar lo que puede disparar el Covid-19

22 de junio de 2020 Por: Editorial .

Aunque el comercio y varios sectores declaran como un éxito el primer día sin IVA como propósito para reactivar la economía, las imágenes y los relatos sobre lo ocurrido el pasado viernes dejan grandes inquietudes sobre lo que pudo significar en el aumento del contagio. La experiencia debe servir para evitar que se repitan esos riesgos en las dos fechas que faltan.

Los efectos en la reactivación que reconocen Fenalco, sus afiliados y los fabricantes de productos gravados, son importantes. Ventas por encima del 200% de lo normal y resurgimiento de la actividad en centros comerciales y almacenes, indican que se cumplió el propósito de dar aliento a uno de los sectores más golpeados por el aislamiento social que ya supera los noventa días.

Y aunque se presentaron aglomeraciones en algunos sitios que llevaron a la intervención de las autoridades, además de largas colas donde no se respetaron las medidas de distanciamiento que fueron establecidas, debe reconocerse el buen manejo que se le dio en los centros comerciales y en la mayoría de los puntos de venta que fueron abiertos ese día. Conociendo las bondades que trajo para los empresarios, queda pendiente de análisis el efecto final de esa decisión en las finanzas públicas.

El otro aspecto, de gran preocupación para los mandatarios locales y para quienes tienen a su cargo el manejo de la pandemia causada por el coronavirus, es el alcance que tales aglomeraciones tendrán en la expansión del contagio. Las estadísticas que se conozcan en los próximos días darán una idea certera de lo ocurrido en Cali, Bogotá, Barranquilla y Medellín, lugares donde se produjeron esas aglomeraciones.

Por supuesto, lo que debe analizarse es si se anticiparon las medidas para impedir que esas congestiones se produjeran, y por qué no se cumplieron. Durante los últimos tres meses, la palabra más usada fue el protocolo, la manera de llamar a las medidas que establecen los organismos de salud, de seguridad y de gobierno para evitar la expansión de un fenómeno que ha causado más de cuatrocientos mil muertes en todo el mundo.

Hay pues una obligación de aclarar lo sucedido, simplemente para que no se repita en las dos jornadas sin IVA que faltan. Y queda el deber de aprender la lección para evitar que se vuelva a presentar lo que puede disparar el Covid-19, borrando de un tajo los buenos resultados logrados hasta ahora por la combinación de la actuación del Estado y la disciplina social.

Por último, queda la gran preocupación sobre la actitud de una parte importante de la sociedad frente a las medidas creadas para proteger su salud. El Covid-19 es una realidad que no puede ser evitada, hasta tanto no se encuentren las vacunas que neutralicen sus terribles efectos. Por ello hay que aprender a convivir con esa amenaza, y permitir la apertura necesaria para impedir los efectos que ya se están produciendo en la economía, el empleo, la pobreza y la paciencia de los ciudadanos.

Y sin el compromiso de la gente y el acatamiento a esas precauciones, serán frustrantes para el país los buenos propósitos que movieron al Gobierno a establecer los días sin IVA.

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