Editorial
La troncal que no arranca: errores que Cali ya no puede permitirse
La cancelación anticipada del convenio para construir el tramo 3 de la Troncal de Oriente del MÍO, por anomalías del consorcio, dejó en suspenso una obra clave para completar la red del Masivo.
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21 de nov de 2025, 02:10 a. m.
Actualizado el 21 de nov de 2025, 02:12 a. m.
La cancelación del contrato para construir el Tramo 3 de la Troncal Oriental del MÍO vuelve a poner en evidencia un mal crónico de Cali: la incapacidad institucional para blindar los procesos de contratación pública. La obra, valorada en más de $ 132 mil millones, es clave para aliviar la movilidad en el oriente de la ciudad. Pero, una vez más, errores administrativos, advertencias ignoradas y documentos presuntamente falsificados terminan traducidos en retrasos que pagan, en últimas, los ciudadanos que dependen del transporte masivo.
Las alarmas sonaron desde diciembre de 2024. El concejal Roberto Ortiz denunció irregularidades en la propuesta del consorcio escogido, incluyendo la posible falsificación de certificaciones de experiencia. A estas advertencias se sumaron alertas de la Personería de Cali y la verificación de la Fiduciaria Bancolombia, que desde un principio informó que el documento cuestionado no reposaba en sus archivos. Aun así, Metrocali siguió adelante, argumentando que no tenía sustento jurídico suficiente para frenar la adjudicación. Las advertencias se acumularon, pero la decisión institucional fue avanzar.
La confirmación oficial de la falsedad llegó en marzo de 2025, cuando la fiduciaria aclaró que jamás había expedido la certificación. En ese momento, Metrocali reaccionó: denunció ante la Fiscalía, impugnó los registros y exigió explicaciones al contratista. Pero para entonces el daño ya estaba hecho: la obra volvió al congelador y la confianza de la ciudadanía en la contratación pública quedó aún más erosionada. La inacción inicial, sumada a la falta de respuesta del consorcio implicado, terminó por sellar la terminación anticipada del contrato en octubre pasado.
El argumento de que “solo la Fiscalía puede declarar la falsedad de un documento” puede ser jurídicamente impecable, pero políticamente insostenible cuando se habla de una obra urgente para la ciudad. Cali necesita entidades oficiales que anticipen riesgos, no que esperen a que colapse el proceso para actuar. La suspensión preventiva del trámite habría sido una señal de responsabilidad; insistir en la adjudicación, a pesar de las advertencias, resultó un error de proporciones.
La consecuencia es directa: otro año perdido para la movilidad. El Tramo 3 de la Troncal Oriental no es un capricho técnico, sino una solución necesaria para descongestionar rutas, garantizar desvíos en emergencias y completar la red de troncales del MÍO. Cada mes que se retrasa esta obra se traduce en más tiempo de viaje, más buses atrapados en los embudos viales y más frustración para los usuarios. No es posible seguir justificando una parálisis que los ciudadanos sienten a diario en sus desplazamientos.
Por eso, si Metrocali promete reabrir la licitación en el primer semestre de 2026, debe hacerlo con absoluta transparencia y con criterios reforzados de verificación documental. El proceso no puede volver a fallar.
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