La reforma necesaria

Así las cosas, la reforma tributaria en trámite exige que se actúe con responsabilidad, aunque es claro que sería deseable una reforma estructural.

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25 de ago de 2021, 11:55 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:17 a. m.

En la sesión conjunta de las Comisiones económicas del Senado y la Cámara de Representantes se aprobó en primer debate la reforma tributaria propuesta por el Gobierno para enfrentar, por ahora, los estragos causados por la recesión que sobrevino con la llegada del Covid-19. Ojalá prime en los legisladores la conciencia sobre la necesidad y los objetivos propuestos antes que el tradicional afán por colgarle más obligaciones, deducciones y compromisos incumplibles al presupuesto nacional.

La reforma que está en estudio difiere en mucho a la causante de las protestas de finales de abril. Su objetivo, según se ha explicado por el Ministro de Hacienda en las múltiples reuniones y oportunidades que ha propiciado para lograr un consenso, es estabilizar las finanzas públicas y proporcionarle al Estado los recursos necesarios para atender la emergencia social que vive el país a causa de la pandemia.

Como la crisis, el recurso de fortalecer la capacidad de las instituciones para atender la emergencia, no son exclusivas de Colombia. Y debe reconocerse que en esta oportunidad se procuró encontrar una salida que atendiera la oferta del sector empresarial y evitara las polémicas propuestas contenidas en la reforma que se presentó en abril pasado. Es de esperarse entonces que no se produzcan mayores inconvenientes en su trámite legislativo, y que se realizaran aportes para mejorarla dentro de los límites que han informado las autoridades para evitar que se desvirtúe su objetivo.

En ese sentido debe anotarse que el proyecto inicial que empezó en 35 artículos ya va en 56. Lo que inquieta es que se han presentado 344 propuestas con más de 400 cambios, entre los que se encuentran cosas como incluir al menos una mujer en el Comité de la Regla Fiscal, el subir de $15 billones a $39 billones el recaudo, o autorizar a las autoridades locales para decretar amnistías a los infractores de tránsito. Incluso, se ha propuesto gravar con un 10% los salarios de los congresistas, algo que debe ser del agrado de los votantes aunque genere el rechazo de muchos de quienes deberán aprobar la reforma.

Aunque la iniciativa en la creación de impuestos y su reforma corresponde al Ejecutivo, los legisladores están facultados para cambiar las propuestas, algo que ha llevado a que el proceso de aprobación en el Congreso Nacional sea una negociación difícil, donde aparecen iniciativas de todo tipo, en especial, de corte populista. Pero en esta ocasión, el asunto es de urgencia nacional, de devolverle a las finanzas públicas la estabilidad necesaria para evitar mayores descalabros como los que se producirían de desbordarse el déficit fiscal y el endeudamiento público.

Así las cosas, la reforma tributaria en trámite exige que se actúe con responsabilidad, aunque es claro que sería deseable una reforma estructural. Por ello, esa especie de árbol de navidad en la que se convierten las reformas tributarias, en esta oportunidad debería transformarse en el compromiso de sacar adelante lo que es una necesidad y una urgencia de la Nación. Con seguridad, ese es el pedido de la inmensa mayoría de los colombianos.

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