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La pesadilla china

El coronavirus, la enfermedad responsable del pánico que crece ahora en el mundo, se originó por medio de infección animal en un mercado de comida en Wuhan, China.

26 de enero de 2020 Por: Editorial .

El coronavirus, la enfermedad responsable del pánico que crece ahora en el mundo, se originó por medio de infección animal en un mercado de comida en Wuhan, China. Desde entonces se han reportado miles de casos, y se extiende a más ciudades dentro el país más grande del mundo.

El denominado 2019-nCoV por la Organización Mundial de la Salud tiene a China en una verdadera emergencia y la preocupación se extiende ya por los sitios donde llegan pasajeros de ese país. La reacción del gobierno chino incluye cierres de aeropuertos, alertas y la cuarentena que afecta a ciudades como Beijing y a cientos de millones de habitantes.

Occidente respondió con evacuaciones de sus ciudadanos de las ciudades afectadas, y cierres de restaurantes occidentales como Starbucks y McDonald’s en varias ciudades de China. En Hong Kong cerraron los colegios, y los franceses americanos y rusos desocuparon los consulados. Wuhan se encuentra paralizada, en cuarentena y sin tránsito vehicular.

A las ciudades afectadas llegan equipos de médicos que tratan pacientes en hospitales construidos a la velocidad de la luz. Hay temor por los posibles contagios en la ruta aérea diaria entre Wuhan y Londres. La reacción de la bolsa fue inmediata: subió el oro y bajó el dólar. Los inversionistas buscan seguridad.

Los riesgos son reales, ya que esta enfermedad se transmite fácilmente por contagio humano. La expansión global del virus es un hecho, acelerado por los cientos de millones de viajeros de las celebraciones del Año Nuevo Chino, que empezó la semana pasada, donde durante más de dos semanas viajan enormes distancias para reunirse en familia.

Xi Jinping, un líder que parecía fortalecido e invencible hace apenas seis semanas tras expansión inversionista y la consolidación de poder, se vio forzado a admitir que la propagación del virus está acelerándose. Y su partido ha vuelto a echar mano de las medidas totalitarias como prohibir el transporte público en los sitios calificados con mayor riesgo, tratando de controlar lo que es una amenaza pública.

Este brote ocurre en un momento de mayor apertura de China hacia el mundo lo cual globaliza la visibilidad y el riesgo. Es una prueba para el gobernante y su hermético sistema centralizado ya que el control de las redes sociales y la información despierta preocupación sobre las cifras y el real alcance de esta enfermedad.

El coronavirus ha llevado a decretar el cierre de grandes ciudades chinas como Shanghai y se transforma en amenaza para la segunda economía del planeta. Se espera la caída inevitable en turismo, inestabilidad en los mercados financieros y un fuerte impacto en las cadenas de suministro cuyo epicentro es Wuhan.

Y ante todo están los costos en vidas humanas y la incertidumbre de emprender de manera acelerada la batalla contra un virus que puede ocasionar una crisis de salud que causa perjuicios y aún no puede ser controlada. El coronavirus y sus estragos harán sombra en la economía global, obligando a Xi Jinping a buscar países e instituciones que ofrezcan ayuda para enfrentar una crisis tan sorpresiva como desconocida.

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