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La novela del Brexit

Este escenario sería una catástrofe para la industria y el comercio del Reino Unido. El Banco de Inglaterra ya advirtió que tal hecho podría causar un daño superior al de la reciente crisis financiera, con una reducción del PIB de hasta el 8 %. Los precios de la vivienda podrían bajar 30 % y la inflación ascendería al 6,5 %.

13 de enero de 2019 Por: Editorial .

Como una catástrofe que abrirá una imperdonable grieta en la confianza de los ciudadanos en la democracia. Así ha calificado Theresa May la posibilidad de que este martes la Cámara de los Comunes vote en contra de su acuerdo para la salida del país de la Unión Europea.

“Ha llegado la hora de dejar los juegos y de hacer lo que es mejor para el país”, dice una desesperada Primera Ministra que no encuentra la fórmula para convencer a los laboristas y tampoco a gran parte de sus copartidarios conservadores de que su fórmula es la más conveniente para los británicos. Con un gobierno debilitado, todas las apuestas están en contra de May. Los vaticinios más favorables señalan que difícilmente ella será capaz de sortear la diferencia de cien votos en contra de su propuesta de Brexit.

Otras proyecciones son aún más radicales y hablan incluso de la posibilidad de una derrota de más de 200 votos que sería la mayor sufrida por un gobierno en varias décadas. A partir de este previsible descalabro, el Ejecutivo contará con solo tres días más para presentar el llamado Plan B, la desesperada fórmula para tratar de superar lo que puede ser la gran tragedia moderna para el otrora poderoso imperio.

Un fracaso de esta magnitud pondría al gobierno contra las cuerdas y difícilmente obtendría las mayorías para sacar adelante un nuevo acuerdo. Pero, ante todo, para el orgullo británico. Es que la salida del Reino Unido de la Unión Europea ya no es solo un asunto económico. La cabeza de la Primera Ministra pende de un hilo. Jeremy Corbyn, el líder de la oposición, no ha ocultado su deseo de ser él quien esté al frente de la presentación de un nuevo Brexit para evitar el riesgo de un abandono de la UE sin acuerdo el próximo 29 de marzo.

Este escenario sería una catástrofe para la industria y el comercio del Reino Unido. El Banco de Inglaterra ya advirtió que tal hecho podría causar un daño superior al de la reciente crisis financiera, con una reducción del PIB de hasta el 8 %. Los precios de la vivienda podrían bajar 30 % y la inflación ascendería al 6,5 %.

Aunque estos números asustan, nadie quiere dar su brazo a torcer. Antes de que los diputados se pronuncien sobre el acuerdo deberán hacerlo también sobre diez enmiendas presentadas por conservadores, laboristas e incluso algunas conjuntas relativas al Brexit. La cuestión irlandesa es el punto que más enreda las negociaciones pues muchos diputados siguen indecisos respecto a la duración del llamado ‘backstop’ o salvaguarda. Se trata de la provisión a través de la cual Irlanda del Norte permanecerá dentro de la unión aduanera mientras el Reino Unido y la Unión Europea no concluyan la negociación de un futuro acuerdo comercial.

Empero, el Ejecutivo británico no ha precisado la forma que tendrán estos nuevos compromisos ni su fortaleza legal, lo que deja abierta la posibilidad de continuar en la UE, a pesar del plebiscito. No la tiene fácil la Primera Ministra May y el Brexit es su gran tragedia. La catástrofe que ella misma vaticina de no aprobarse el acuerdo podría ser también para ella y su partido.

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