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La guerra absurda

En todo caso, si se puede hablar de ganadores y perdedores en un conflicto que deja cientos de miles de pérdidas humanas y la semidestrucción de una nación, en el primer rango habría que ubicar a Zelenski y a su pueblo aguerrido; a Occidente, en especial la Unión Europea y Estados Unidos, que los han acompañado; y a la Otan que salió fortalecida en este proceso.

23 de febrero de 2023 Por: Elpais.com.co

Si Vladimir Putin pensó que el triunfo de Rusia en la invasión a Ucrania sería rápido, un año después está comprobado que ni su enemigo era pequeño, ni el temible Ejército Rojo era tan eficaz. El peor librado en esa absurda confrontación es él mismo, que se ha mostrado ante el mundo como un líder menos poderoso y más caprichoso e intransigente de lo esperado.

Las cifras de muertos, entre civiles y combatientes, no se conocen con certeza. Se habla de siete mil civiles fallecidos y de cien mil soldados caídos de cada bando, con lo cual las cuentas pasarían de las 200.000 víctimas mortales a las que se refieren hoy organizaciones no gubernamentales.

Pueblos completos destruidos, un éxodo de doce millones de personas a lo largo de estos 12 meses, la toma de complejos importantes como la central nuclear de Zaporiya por parte del ejército ruso, y ataques indiscriminados contra la población, son algunas de las consecuencias que deja a la fecha la confrontación en Europa del Este. Lo que nunca imaginó Putin fue encontrarse con una nación enhiesta, que no se doblegó frente al enemigo y que continúa en la lucha para evitar sus avances.

La excusa de la defensa que debía hacer Rusia de las provincias separatistas, entre ellas las de la región de Donbás, se diluyó rápidamente frente a la realidad de las verdaderas pretensiones expansionistas de un líder tan terco como peligroso. Y si pensó que Occidente temblaría ante la amenaza que suponía para su economía esa guerra o por las intimidaciones de cortar los suministros de gas y petróleo a la dependiente Europa, hoy, 365 días después, la realidad le ha demostrado a Vladimir Putin que sus intenciones no prosperarán.

El mundo, en su mayoría, ha formado un frente unido para rechazar la invasión rusa, sin intervenir de manera directa en la confrontación, pero brindando el apoyo militar, financiero y político que requiere el presidente Volodimir Zelenski. Las visitas recientes del mandatario de los Estados Unidos, Joe Biden, de la Primera Ministra de Italia y del español Pedro Sánchez, así como los viajes del líder de Ucrania a Londres, Bruselas, París, dan cuenta de ese respaldo.

La incertidumbre, un año después, es cuándo tocará a su fin esa guerra irracional. O si el anuncio de Putin de suspender su participación en el tratado sobre armas atómicas firmado con los Estados Unidos, supone que la amenaza de una confrontación nuclear aún pende sobre el ámbito internacional.

En todo caso, si se puede hablar de ganadores y perdedores en un conflicto que deja cientos de miles de pérdidas humanas y la semidestrucción de una nación, en el primer rango habría que ubicar a Zelenski y a su pueblo aguerrido; a Occidente, en especial la Unión Europea y Estados Unidos, que los han acompañado; y a la Otan que salió fortalecida en este proceso.

Al otro lado se encuentra Vladimir Putin, disminuido como líder y quien enfrenta el rechazo de la mayoría de los rusos que se vieron obligados a participar en la escalada. También China, que tras un año callada, apenas ahora piensa en servir de mediadora para encontrar una salida. Y preocupa que el actual gobierno colombiano se haya mantenido al margen bajo el argumento de que la Constitución lo obliga a “estar de lado de la paz internacional, no de la guerra”.