La crisis del MÍO

El MÍO ya no es sólo una empresa en problemas financieros, administrativos y comerciales. Es ante todo el fracaso de su sistema de transporte público, lo cual se refleja en el caos vehicular y las dificultades que padecen millones de caleños para transportarse

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10 de abr de 2022, 06:48 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 11:45 a. m.

En la tarea de reconstruir a Cali como ciudad, el sistema de trasporte masivo es la columna vertebral para ofrecer de nuevo las soluciones que demandan sus habitantes. Por ello es urgente conocer lo que el Gobierno Municipal y quienes dirigen el MÍO han adelantado en la solución a su innegable y creciente crisis.

Hablar del sistema de transporte masivo es referirse a la mejor y más democrática manera de ofrecer servicios públicos para todos los ciudadanos. Por ello, Cali adoptó hace 13 años el sistema de buses de vías especiales y de estaciones en toda la ciudad que eliminaran el caos causado por los buses particulares y la guerra del centavo, origen del desorden y generador de una contaminación enorme.

Con todo y los errores que tuvieron su diseño y construcción, el MÍO empezó a cumplir su objetivo. Y aunque no llegó a las metas que se fijaron en sus orígenes, logro atraer una importante inversión de los recursos nacionales y atender hasta setecientos mil pasajeros diarios. Pero también es cierto que se quedó corto en su cubrimiento, sus operadores padecen grandes dificultades y ha sufrido la competencia del transporte pirata por lo cual hoy no llega a los cuatrocientos mil pasajeros por día, lo que demuestra cuán lejos está de satisfacer las necesidades de la ciudad.

A ello hay que agregar que el 28 de abril de 2021 fue el objetivo del vandalismo que destruyó 58 de sus estaciones y decenas de sus buses, el golpe más importante después del confinamiento social y las medidas especiales para enfrentar la pandemia del Covid-19. Y por si fuera poco, su parque automotor no ha podido ser reemplazado a pesar de que, según el gerente de Metrocali, ya cumplió su ciclo, lo que ocasiona el mal servicio a sus usuarios.

Hoy, el sistema está más que limitado, sus vías son invadidas y se trata de encontrar salidas ilusorias a su crisis financiera. Y mientras los operadores reclaman soluciones, Cali vuelve a llenarse de buses y busetas, se consume su sistema de transporte masivo y la ciudad sigue inundándose de motos con las cuales los posibles usuarios solucionan la falta de transporte.

No obstante, la ciudad no conoce el norte que tendrá el MÍO, la manera en que será recuperado y la salida que tendrá como empresa y como servicio público indispensable, además de las respuestas para sus operadores. Lo único que recibe son quejas de los usuarios, explicaciones a medias de sus directivos y anuncios de las autoridades municipales que no resuelven una crisis que ya parece terminal.

El MÍO ya no es sólo una empresa en problemas financieros, administrativos y comerciales. Es ante todo el fracaso de su sistema de transporte público, lo cual se refleja en el caos vehicular y las dificultades que padecen millones de caleños para transportarse. Así, un sistema indispensable para la movilidad rápida, segura y confortable de todos los caleños está al borde de desaparecer.

Por ello necesita con urgencia que los gobernantes de Cali asuman el deber de rescatar el MÍO y devolverle el futuro que reclama la ciudad para tener un servicio eficiente y de acuerdo con sus necesidades.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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