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La Comisión de Acusaciones

"Pese a ello, el del pasado jueves fue un hecho histórico, como quiera que por primera vez un expresidente de la República asiste a la Comisión. Pero fue un hecho desperdiciado que denota la inutilidad de una instancia creada para investigar a magistrados de las Cortes, a presidentes y a altos funcionarios...".

19 de junio de 2011 Por:

"Pese a ello, el del pasado jueves fue un hecho histórico, como quiera que por primera vez un expresidente de la República asiste a la Comisión. Pero fue un hecho desperdiciado que denota la inutilidad de una instancia creada para investigar a magistrados de las Cortes, a presidentes y a altos funcionarios...".

Han pasado 125 años, dos Constituciones de la República y decenas de reformas constitucionales desde que se creó la Comisión de Acusaciones. Pese a ello, su actuación sigue siendo uno de los grandes inconvenientes para lograr credibilidad plena en las instituciones y garantizar que las actuaciones de los altos funcionarios del Estado reciban el juicio justo que deben tener sus actuaciones.El jueves pasado, y luego de sucesivos cambios y renuncias de quienes han sido designados como investigadores, medio país estuvo pendiente de la audiencia solicitada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez para que fuera oída su versión sobre las acusaciones de espionaje contra el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS. Era esa una oportunidad única para que los colombianos y la Comisión conocieran de primera mano la versión de quien era la máxima autoridad del gobierno en el cual se produjeron los hechos que investiga la Justicia y sobre los cuales se han producido decisiones de gran importancia, toda vez que involucra funcionarios de primer nivel como el Secretario General de la Presidencia y varios directores del DAS. Pero todo fue en vano. En lugar de la versión del expresidente Uribe, lo que se escuchó fue una sucesión de disculpas del Representante que dirige la investigación. Y todo terminó enredado entre las recusaciones de algunos abogados, la manifiesta ignorancia del Congresista y la absoluta falta de quórum, producida por la ausencia de los miembros de la Comisión. A cambio, lo que presenciaron los asistentes y telespectadores fue un inconducente debate político entre abogados y supuestas víctimas, respondido con la vehemencia característica del expresidente Uribe. Pese a ello, el del pasado jueves fue un hecho histórico, como quiera que por primera vez un expresidente de la República asiste a la Comisión. Pero fue un hecho desperdiciado que denota la inutilidad de una instancia creada para investigar a magistrados de las Cortes, a presidentes y a altos funcionarios, que a través de la historia ha sido cuestionada por sus nulos resultados. Hoy es una entidad que tiene más de 1.000 procesos pendientes y en su larga existencia ha acumulado una imagen de ser propiciadora de impunidad o de ser obstáculo para el derecho a la defensa de quienes reclaman su derecho a ser escuchados. O ha llegado a actuaciones políticas de mal recuerdo como la absolución al expresidente Ernesto Samper, en una pobre y cuestionada investigación conducida por el representante Heyne Sorge Mogollón.Después del fracaso del pasado jueves cuando ni los miembros de la célula legislativa ni el país pudieron escuchar la declaración solicitada por el expresidente Uribe, lo que queda claro es la necesidad de acabar la Comisión de Acusaciones porque su origen es político y quienes la componen carecen de los atributos, experiencia y conocimientos de un juez que debe aplicar Justicia a quienes dirigen el Estado. Y la urgencia de crear una instancia que les garantice al país transparencia en sus actuaciones y a los acusados el derecho a la defensa. Eso es lo propio de una democracia seria y respetable, basada en el respeto a la ley.

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