Johnson, terminó la función

Su carrera política ha sido un recorrido fulgurante, en medio de uno de los partidos más conservadores del mundo.

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7 de jul de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:48 p. m.

Tres años después de haber llegado al cargo de primer ministro de la Gran Bretaña, Boris Johnson debió presentar su renuncia, en medio de escándalos que minaron la confianza de su partido y de su propio gabinete de gobierno. La personalidad más irreverente de cuantos han pasado por el 10 de Downing Street, debió renunciar luego de hechos que demostraron sus limitaciones para dirigir los destinos que le encomendaron.

Su carrera política ha sido un recorrido fulgurante, en medio de uno de los partidos más conservadores del mundo. A pesar del ascendiente de los tories como representantes de las antiguas tradiciones de Inglaterra, Johnson se destacó por una carrera salpicada de no pocos escándalos, yerros y desafíos a esa herencia, lo que le valió ser elegido como alcalde de Londres derrotando el laborismo y la izquierda, y perfilándolo como el líder que le insuflaba un aire fresco a un partido en el cual se sentía la decadencia y la mediocridad.

Fue por eso, y por la manera en que entendió la importancia de las redes sociales en la política moderna, que el singular personaje alcanzó una victoria arrolladora en el 2019, contra el laborismo cada vez más a la izquierda y, sobre todo, contra el liderazgo falleciente de su partido, encarnado por la señora Theresa May. Apoyado en campañas en las cuales participaron personajes como Steve Bannon, el asesor de Donald Trump, Johnson montó su campaña por el Brexit, algo que sus antecesores y copartidarios no compartían y no pudieron negociar con la Unión Europea.

Johnson fue elegido, y empezó un gobierno lleno de vacíos que despertó polémicas. Su extraña manera de enfrentar la llegada del Covid-19 a Inglaterra que le valió ser uno de los países con mayor número de víctimas, las dificultades para llevar a cabo la separación y la protesta de Irlanda contra las decisiones que tomaba, se sumaron a los escándalos causados por conductas que fueron creando la alarma dentro de su partido y entre los electores.

Las fiestas clandestinas en la sede de gobierno en las cuales él participó llevaron a una investigación policial que culminó con sanciones a los asistentes. Y la manera en la que ignoró denuncias sobre comportamientos irregulares de sus colaboradores y amigos degradaron el respaldo de los parlamentarios conservadores, 41 de los cuales votaron una moción de censura de la cual salió airoso, aunque destapó la fragilidad del respaldo que le quedaba.

Hasta que la conducta de uno de sus cercanos colaboradores generó la renuncia de su gabinete, de 50 funcionarios, encabezada por los ministros de Hacienda y Salud. Se supo entonces que Johnson conocía los antecedentes del acusado y los ignoró o los ocultó, lo cual hizo patente su aparente desprecio por las normas y reglas de comportamiento.

Fue el detonante de una crisis de confianza que encendió las alarmas de su partido sobre una derrota que se ve venir, y culmina con su renuncia a la jefatura y el retiro de su cargo, debido a la manera en que sus actuaciones fueron minando la credibilidad en el primer ministro de la Gran Bretaña y hasta ayer líder del Conservatismo inglés.

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