Falta mucho por hacer

Cali no puede combatir sola la criminalidad y necesita del apoyo urgente del Estado central. Además de mayores recursos, el Gobierno Nacional debe aportarle a la ciudad más agentes especializados en investigación que ayuden a desarticular las redes del tráfico de drogas así como las bandas dedicadas al microtráfico, al hurto y la extorsión.

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4 de ene de 2023, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:40 a. m.

Cali cerró el 2022 con menos de mil homicidios, noticia positiva si se tiene en cuenta que desde hace varios años la cifra de asesinatos en la ciudad no bajaba de los 1200 reportes. Sin embargo, queda mucho por trabajar para contener este y otros delitos que afectan a la capital del Valle y a sus ciudadanos.

Según el Observatorio de Seguridad, entidad que lleva las estadísticas de crímenes de alto impacto en la ciudad, en el 2022 ocurrieron 982 asesinatos de los cuales el 92% fueron hombres y el 8% mujeres. Además, 767 homicidios se cometieron con arma de fuego, 167 con arma blanca y 45 con otro tipo de arma. El día con más muertes violentas es el domingo en la madrugada.

Aunque las estadísticas siguen siendo muy altas, presentan una reducción significativa y esa curva descendente es la que el Gobierno local espera mantener. La meta es concluir este 2023 con menos de 800 homicidios, propósito que según los expertos es bastante ambicioso.

Si las autoridades quieren cumplir, es imperativo que se refuercen los controles, especialmente durante los fines de semana cuando se presenta el mayor número de crímenes. La tarea no es fácil porque, aunque la Policía Metropolitana asegura que tiene el pie de fuerza suficiente para realizar operativos de inteligencia y control las 24 horas del día, la ciudad apenas cuenta con 6000 uniformados que se deben dividir en varios turnos y en labores administrativas. A ello se suma el bajo presupuesto destinado a la seguridad local, que para este año sería de $154.490 millones.

La realidad es que la violencia que padece la capital del Valle no corresponde exclusivamente a sus problemas internos. Por su cercanía al Pacífico y a departamentos como el Cauca, es el epicentro del narcotráfico y de la delincuencia organizada en el suroccidente del país, lo que desencadena en un mayor número de crímenes si se compara con otras capitales. Por ejemplo en Bogotá, con una población que triplica a la de Cali, el 2022 cerró con 1009 asesinatos, mientras que Medellín reportó 389 casos. En Barranquilla fueron 370 los asesinatos el año anterior.

Cali no puede combatir sola la criminalidad y necesita del apoyo urgente del Estado central. Además de mayores recursos, el Gobierno Nacional debe aportarle a la ciudad más agentes especializados en investigación que ayuden a desarticular las redes del tráfico de drogas así como las bandas dedicadas al microtráfico, al hurto y la extorsión.

La reducción de homicidios no es en lo único que se debe trabajar, también hay que prestarles atención a cuatro delitos que aumentaron en Cali en 2022: el robo de celulares, el atraco a personas, las lesiones personales y el hurto de ganado. El año anterior 14.912 personas denunciaron el robo de sus dispositivos móviles cifra inadmisible que puede ser dos veces más alta si se tiene en cuenta que la mayoría de víctimas no acude a las autoridades.

Para bajar la comisión de estos delitos, calificados como menores, no solo se requiere de mayor presencia de la Policía. Es urgente que desde la Rama Judicial se endurezcan los castigos, de lo contrario los delincuentes saben que quedarán en libertad y la reincidencia aumentará. Así el índice de homicidios se haya reducido, la capital del Valle no puede estar tranquila mientras su población esté a merced de los delincuentes y del crimen organizado.

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