Elecciones tormentosas

Entre todos los dirigentes de la nación norteamericana deberán ponerse de acuerdo para evitar que su complejo y a veces inequitativo sistema electoral mantenga la posibilidad de impedir que triunfen las mayorías.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

4 de nov de 2020, 11:55 p. m.

Actualizado el 24 de may de 2023, 12:39 a. m.

Con los resultados pendientes en algunos de los cincuenta y un estados que conforman los Estados Unidos, aún se espera la decisión oficial sobre quién será su presidente a partir del 21 de enero de 2021. Ha sido un certamen que de nuevo resalta las falencias de un sistema que no parece ser el adecuado para reflejar la voluntad mayoritaria, la base de la democracia.

La batalla está en su punto máximo, a pesar de que las tendencias dan a entender que el candidato demócrata Joe Biden obtuvo las mayorías en el colegio electoral para ser declarado ganador. Su contrincante republicano y presidente en ejercicio, Donald Trump, se declaró triunfador en la madrugada de ayer, denunciando un fraude contra su victoria, por lo cual acudiría a la Corte Suprema de Justicia para evitar el despojo.

Es todo un espectáculo de dudas y acusaciones que se suma a la radicalización de ciertos sectores de la sociedad estadounidense originados en el discurso de Trump. Con ello se pone en duda la transparencia de la que ha sido calificada como la democracia por excelencia, no obstante que, como ocurre con el actual Mandatario, se puede ser el presidente sin tener las mayorías.

Pero el fenómeno de ahora es distinto. De acuerdo con las leyes expedidas para el efecto, más de cien millones de votos se realizaron de manera anticipada o fueron enviados por correo, y precisamente su conteo es el que ha demorado el veredicto definitivo. Sin embargo, el presidente Trump, jefe del Estado y como tal obligado a guardar la tranquilidad de su país exige que se detenga ese conteo y se le reconozca su triunfo con base en los votos contabilizados hasta el momento, es decir, anular el ejercicio legal del derecho al sufragio, otra de las bases de cualquier democracia.

Por supuesto y como sucede en los procesos de reelección como la que pretende Trump, las elecciones del pasado martes fueron ante todo un referendo sobre la gestión y el gobierno de un presidente. Y a juzgar por los resultados totales, más de la mitad de los votantes rechazan su manera de gobernar a los Estados Unidos.

Hay pues muchas heridas abiertas en la sociedad estadounidense, y la política, o por lo menos la electoral, está creando una polarización que ya produce brotes de violencia y rechazos. Cómo sanar esas heridas depende en gran parte de lo que siga a partir del momento en que termine por fin el proceso electoral con la proclamación oficial de su mandatario.

Entre tanto, la conducta de quien es presidente en ejercicio y puede recibir un nuevo mandato de cuatro años, será definitiva para saber si se ahondan las diferencias y el lenguaje agresivo y de confrontación seguirá siendo el idioma de la Casa Blanca.

Del otro lado, y en caso de que sea declarado ganador, Biden tendrá que recuperar la concordia de su nación y superar esas confrontaciones que causan divisiones mucho más profundas que la diferencia de opiniones.

Y entre todos los dirigentes de la nación norteamericana deberán ponerse de acuerdo para evitar que su complejo y a veces inequitativo sistema electoral mantenga la posibilidad de impedir que triunfen las mayorías.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Editorial