Elecciones cruciales
Nunca como hoy, el mundo ha estado tan pendiente de los resultados que arrojen las elecciones presidenciales y legislativas en los Estados Unidos. Con un país crispado por la confrontación y afectado por los radicalismos de su actual presidente, de esos resultados puede depender la credibilidad de la democracia más sólida de América.
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2 de nov de 2020, 11:55 p. m.
Actualizado el 24 de may de 2023, 12:38 a. m.
Nunca como hoy, el mundo ha estado tan pendiente de los resultados que arrojen las elecciones presidenciales y legislativas en los Estados Unidos. Con un país crispado por la confrontación y afectado por los radicalismos de su actual presidente, de esos resultados puede depender la credibilidad de la democracia más sólida de América.
Se diría que no hay que preocuparse, puesto que se trata de unas elecciones internas de un país, por lo cual se debe respetar la autonomía de sus votantes para elegir. Sin embargo, esa apreciación empieza a ser debatible en la medida en que se reconoce que se está hablando, para bien o para mal, de la potencia económica y militar más grande del continente, del hemisferio occidental y del mundo.
La preocupación surge por el grado de agresividad que se ha tomado el evento electoral que tendrá lugar este tres de noviembre. Luego de cuatro años de gobierno de Donald Trump, polémico hombre de negocios convertido en líder de esa nación que se ha declarado guardián de la democracia. Sus métodos, su peculiar manera de interpretar los hechos y de descalificar a sus opositores, así como su forma de gestionar las relaciones de su país con sus aliados o con los contrarios, han llevado a las elecciones de hoy a un inusitado clima de tensión en el concierto nacional e internacional.
En medio de ello, debe reconocerse que Trump cumplió muchas de sus promesas de la campaña que lo llevó al poder hace cuatro años, a pesar de haber perdido en el cómputo total por más de tres millones de votos. Es el particular mecanismo de la democracia estadounidense que debe ser respetado, el cual le otorga plenos poderes una vez es declarado ganador por el colegio electoral.
Pero también es innegable que usó ese poder para agudizar la confrontación entre demócratas y republicanos, además de explotar viejas heridas como la segregación racial y la calificación radical de comunistas a sus contradictores. De paso, su confrontación diaria, casi minuto a minuto, con los medios de comunicación más poderosos y tradicionales de su nación, hicieron de la política un ‘reality show’ que elevó la confrontación partidista a niveles nunca registrados.
Frente a él estará la opción de Joe Biden, quien con sus setenta y siete años de edad y más de cuarenta años de experiencia en materia política se presenta como un hombre moderado y tradicional. Su discurso no es el más incendiario ni anticipa un gobierno revolucionario o confrontacional y su partido demócrata tampoco puede calificarse como el izquierdista que arrasará con las instituciones democráticas de su nación.
Y en el medio está la pandemia del coronavirus en su máxima expresión que tiene a los Estados Unidos como el país con mayor número de contagios y de muertes por el Covid-19 en todo el planeta, a pesar de tener la investigación científica y la medicina más avanzadas del mundo.
Todo indica que ese factor, sumado al balance de su gobernante en los últimos cuatro años, convierten a las elecciones de hoy en un referendo de la obra de Donald Trump y en el momento más crucial para la democracia de los Estados Unidos.
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