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Santiago Cruz Hoyos

Columnistas

El Toxictour por los ríos de Cali

El Toxic Tour es una manera de generar conciencia sobre el daño que provoca la minería ilegal y la acción del hombre sobre la naturaleza

30 de abril de 2023 Por: Santiago Cruz Hoyos

Lo llaman el ‘bosque muerto’. Es un trozo de tierra árida enclavado en la montaña. Huele a azufre. De vez en cuando, por entre las grietas del suelo, salen humaredas tibias. Cuando la ruta se hace en la noche se ven como llamaradas azules. Steven Zuluaga comenta que el fenómeno se debe al gas metano que hay concentrado dentro de los socavones de las minas de carbón. El gas se escapa por entre las grietas de la montaña y sale la humareda. La aridez en ese punto se debe a la contaminación que por décadas dejó la extracción del mineral.

Steven es profesor de artes escénicas, ambientalista y fundador del Toxic Tour, un recorrido a lo largo de la quebrada El Chocho, en el corregimiento de Montebello, a las afueras de Cali. En la ruta se evidencian las múltiples fuentes que contaminan esas aguas que terminan en el río Aguacatal, y después en el río Cali, y cuyas consecuencias se aprecian a simple vista en el oeste de la ciudad, cerca a los gatos de Tejada, donde se unen las aguas del Aguacatal y el Cali. El color es muy distinto entre ambas. Las aguas del Aguacatal lucen espesas, como si fueran un café en leche, a veces espumoso. Su tono -su contaminación- se debe a lo que sucede con la quebrada El Chocho.

En Puente Amarillo, otra de las paradas del Toxic Tour, se evidencia cómo desde los socavones escurre de manera constante y desde años un hilo de agua del color del óxido. Se llama ‘capa rosa’, un líquido compuesto de ácidos provenientes de las minas de carbón que cae en la quebrada, lo que explica porqué casi no hay peces.

El tour continúa por otras quebradas que fluyen hacia El Chocho, también contaminadas. Hay cañerías que vierten sus aguas directamente en esas aguas.

Hace un año le consulté al Dagma por la contaminación de estos afluentes, y lo que se está haciendo para conjurarla. Óscar Mauricio Rodríguez, el jefe de recursos hídricos, dijo que ponerle fin a esa contaminación era una “prioridad” de la entidad. Y aseguró que el Dagma había invertido $300 millones para diseñar, junto con la facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle, un sistema de filtración que limite el drenaje de los ácidos de las minas hacia las quebradas. También se estaba buscando un lote para construir una planta de aguas residuales para Montebello.

Un año después este último proyecto no arranca. La directora del Dagma, Francy Restrepo, dijo que construir una Ptar para Montebello “no tiene solución a la vista”. Todavía no se ha definido el sitio para hacerla, por lo que las aguas residuales van a seguir cayendo a las quebradas, quién sabe hasta cuándo.

Steven, sin embargo, se escucha ilusionado. Menciona que se acaba de firmar un convenio con la CVC para construir el sistema de drenaje de la capa rosa. El lote donde se realizará, confirmó la entidad, está ubicado en Golondrinas y el sistema de drenaje empezará a funcionar desde julio.

Steven sonríe. El Toxic Tour, explica, es una manera de generar conciencia sobre el daño que provoca la minería ilegal y la acción del hombre sobre la naturaleza, pero también es una estrategia para involucrar a los ciudadanos y a los funcionarios públicos en las soluciones.

La caminata puede durar cuatro horas. Se pasa por el sendero ancestral, se ingresan a los socavones que continúan abiertos, se cuenta la historia del Muqui, el duende protector de las minas. Después hay una parada en la biblioteca pública rural Rumenige Perea Padilla, cuyo nombre es homenaje a un niño de 14 años, scout, nacido en Montebello, quien fue asesinado, por error, en una operación para rescatar a un comerciante secuestrado. A su lado le pusieron un fusil R -15, una granada y un morral. Como si fuera un secuestrador. Ocurrió en 1998.

En el recorrido, mientras se levanta la basura que aún la falta de cultura ciudadana sigue dejando por ahí, es posible avistar la golondrina azul, la barranquera, carpinteros que se mueven entre los chiminangos. También se escuchan guacharacas, cucaracheros, periquitos. Aún, dice Steven, hay un hábitat por salvar de la minería y la contaminación. Incluso hay un charco donde el agua es limpia y es posible bañarse.

(Las salidas del Toxic Tour se programan en el teléfono 315 – 6995662).

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