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El regreso a la normalidad

Ante la evolución en muchos aspectos positiva que ha experimentado la pandemia del Covid-19 en Colombia y el mundo, el país sigue dando pasos para recuperar la actividad social. Es una necesidad apremiante para enfrentar los problemas que han dejado las medidas para defender ante todo la salud de la sociedad.

1 de marzo de 2021 Por: Vicky Perea García

Ante la evolución en muchos aspectos positiva que ha experimentado la pandemia del Covid-19 en Colombia y el mundo, el país sigue dando pasos para recuperar la actividad social. Es una necesidad apremiante para enfrentar los problemas que han dejado las medidas para defender ante todo la salud de la sociedad.

Aunque las cifras de víctimas del coronavirus pueden superar en nuestro país las 60.000 muertes en pocos días, se puede hablar ya de una reducción en el contagio, medido en el descenso de la velocidad de las infecciones, de las muertes y de la ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos por pacientes de la peligrosa enfermedad. Esa noticia es un alivio que sin embargo no puede llevar a bajar la guardia, abandonando el cumplimiento de las disposiciones de protección que sin duda han sido claves en ese descenso.

La otra cara de esa pandemia está en el aumento del desempleo que a 31 de enero llegó al 17,3% en Colombia, a una caída del Producto Interno Bruto del -6,8% en el 2020, y a unos niveles de pobreza que afectan de manera grave a miles de hogares y familias colombianas. Además, debe reconocerse el costo que ha tenido para las empresas, para los pequeños negocios y los trabajadores informales, el 40% de nuestra fuerza laboral.

Ante los cambios que se han experimentado, es bueno registrar que se levantan muchas de las restricciones que afectan la movilidad, el acceso a los centros comerciales y a los supermercados como el ‘pico y cédula’, así como el alivio de las medidas que limitan los servicios en los restaurantes. Todo ello, es necesario reconocerlo, se basa en la confianza sobre un cambio importante en el comportamiento ciudadano que hace posible pensar en que se han impuesto costumbres como el uso permanente del tapabocas, el aseo de las manos y la distancia prudente para evitar posibles contagios.

De otra parte, la educación presencial ha sido una de las ramas de la actividad social más afectadas por las drásticas medidas que se ha tomado, por el efecto que tiene en la formación de los niños y jóvenes y las limitaciones que afectan a la educación virtual en los niveles universitarios. Por ello es importante registrar que tanto en los colegios privados como en los públicos se empiezan a aplicar las clases presenciales bajo un modelo de alternancia. Hasta ahora van 45.000 alumnos de 160 establecimientos, lo cual significa también movilizar a miles de maestros y profesores. Igual ocurre con las universidades de la región, lo que adicionalmente generará mayor utilización del transporte público.

Hay pues un paulatino pero importante regreso de las actividades indispensables para toda la sociedad, promovido en gran parte por la acumulación de las experiencias que se han vivido los últimos once meses. Y aún con el riesgo que significa el que haya sectores renuentes a acatar disposiciones que buscan proteger a todos los caleños, parece claro que el regreso a la normalidad es un hecho que requiere seguir aplicando las sencillas pero importantes recomendaciones dirigidas a proteger la salud de cada uno, la de la propia familia y la de toda nuestra sociedad.

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