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El precio de la traición

Hasta hoy, esa dictadura guarda silencio cómplice, mientras ‘Iván Márquez’ prepara la sucesión de quienes fueron asesinados y hoy ya no están a su lado para seguir amenazando con el terror.

8 de diciembre de 2021 Por: Editorial .

Ya sea a causa de traiciones, cobro de recompensas, venganzas o disputas por el poder y el control en las rutas del narcotráfico que nacen en Colombia y terminan en Venezuela, dos de los más prominentes de la llamada Segunda Marquetalia perdieron la vida en sendos atentados. Es el final de vidas humanas desperdiciadas en la delincuencia y envueltas en lo peor de la violencia contra los seres humanos por razones nada altruistas.

Según se conoce, alias El Paisa y Romaña fueron asesinados en circunstancias del mismo corte que ellos acostumbraron a usar contra los colombianos a través de su larga carrera criminal en las Farc. Autor de miles de secuestros y asesinatos el uno y de atentados como el cometido contra el Club el Nogal de Bogotá el otro, los dos sujetos acompañaron a ‘Iván Márquez’ y ‘Jesús Santrich’ en su traición al acuerdo para terminar el conflicto negociado en La Habana y firmado en el Teatro Colón.

Fue esa la manera de poner fin a una organización que durante cincuenta años causó muerte y destrucción en Colombia. Pero el acuerdo no era del interés de quienes fueron parte de esa negociación. Sus propósitos estaban en el narcotráfico y sus nuevos dominios en Venezuela, donde fueron acogidos y protegidos por la dictadura de Nicolás Maduro y los militares que lo acompañan.

Desde el vecino país lanzaron frecuentes proclamas con las que pretendieron darle carácter político a una organización dedicada a la producción y comercialización de cocaína, además de mantener el control territorial que les asegurara las rutas para movilizar sus cargamentos. Y tanto en Venezuela como en Colombia se trenzaron en batallas mortales con sus rivales de disidencias igual de feroces y con las mismas e inaceptables justificaciones, protegidos como estaban por los detentadores del poder en la nación vecina.

Hoy se sabe que ‘Santrich’, ‘El Paisa’ y ‘Romaña’ murieron en atentados idénticos a los que ellos realizaron a través de su largo periplo criminal.
Ya fuera por cobrar una recompensa, por venganzas, por traiciones del régimen venezolano o por la motivación que fuera, los tres alfiles de ‘Márquez’, quien fuera el jefe de la delegación de las Farc que negoció con el gobierno colombiano, fueron asesinados.

Junto con otros miembros de las antiguas Farc, esos personajes traicionaron la palabra que comprometieron y las esperanzas que despertaron cuando aceptaron el Acuerdo. Hoy, su muerte demuestra que su compromiso estaba con la delincuencia y que su intención no era buscar la paz para los colombianos y aportar para que fuera posible.

Nada hay de noble en esos asesinatos, ni estos son motivo de celebración para los colombianos. Pero sí demuestran hasta dónde puede llevar la ambición y la crueldad que impulsa el narcotráfico. Y hasta dónde ha llegado la complicidad del régimen de Maduro con quienes se han tratado de camuflar en supuestas rebeliones políticas para manejar el narcotráfico. Hasta hoy, esa dictadura guarda silencio cómplice, mientras ‘Iván Márquez’ prepara la sucesión de quienes fueron asesinados y hoy ya no están a su lado para seguir amenazando con el terror.

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