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El populismo en Europa

Sin claridad sobre su propuesta de gobierno, Tsipras interpretó el anhelo de la gente, necesitada de cambiar su angustiante realidad. Siete años de austeridad, 25,5% de desempleo y el fin del estado de bienestar, llevaron a los griegos a mirar hacia Syriza. Populismo puro, al estilo latinoamericano, como respuesta a la decepción por los partidos tradicionales.

28 de enero de 2015 Por:

Sin claridad sobre su propuesta de gobierno, Tsipras interpretó el anhelo de la gente, necesitada de cambiar su angustiante realidad. Siete años de austeridad, 25,5% de desempleo y el fin del estado de bienestar, llevaron a los griegos a mirar hacia Syriza. Populismo puro, al estilo latinoamericano, como respuesta a la decepción por los partidos tradicionales.

Grecia contra la austeridad que le fijaron sus acreedores, fue el veredicto de los votantes que escogieron a la Coalición de Izquierda Radical, Syriza, para gobernar a su país. Lo que sigue deberá marcar el futuro de una Unión Europea llena de desigualdades que aún no puede superar la crisis económica y de liderazgo que experimentan muchos de sus integrantes.Lo vivido en Grecia recuerda los años 80, la década perdida de América Latina: países endeudados, banqueros que no midieron el riesgo e instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que les rescataron sus acreencias. Como consecuencia, se regularizó la cartera pero se agudizó el desempleo, creció la desigualdad, se espantó la inversión y desaparecieron las oportunidades de progreso, porque los impuestos se destinaron a honrar la deuda.Pero también se erosionó la credibilidad de las organizaciones políticas por su fracaso en la gestión pública y la corrupción rampante. Todo lo cual dio paso al populismo que germina en la búsqueda de la esperanza y rechaza el sacrificio. Es lo que dio origen a regímenes como los de Venezuela, Argentina, Nicaragua, Bolivia o Ecuador, donde los partidos tradicionales desaparecen y son reemplazados por el populismo que tampoco trae soluciones a los problemas de siempre. Alexis Tsipras, de 40 años, es el líder que llevó a Syriza al triunfo, sobre un lema tan simple como efectivo: “La esperanza viene en camino”. Es decir, no a la deuda que asciende al 177% del PIB de Grecia, y no a las reglas que le impusieron el mismo FMI, el Banco Central de Europa y la Comisión Europea. Desafiando a Alemania y las amenazas de su canciller Ángela Merkel que pueden llevar a retirar a Grecia de la Unión Europea, el líder de la izquierda ratificó su compromiso de poner el crecimiento y el empleo por encima de la obligación de pagar la deuda.Sin claridad sobre su propuesta de gobierno, Tsipras interpretó el anhelo de la gente, necesitada de cambiar su angustiante realidad. Siete años de austeridad, 25,5% de desempleo y el fin del estado de bienestar, llevaron a los griegos a mirar hacia Syriza. Populismo puro, al estilo latinoamericano, como respuesta a la decepción por los partidos tradicionales.Lo que sigue para Grecia es un enigma que se despejará en breve. Como sucederá en España donde Podemos, partido copiado del chavismo venezolano, acecha el triunfo ante la decepción que dejan el Partido Popular y el Psoe. O lo que puede acontecer en Portugal. O en Francia, donde Jean Marie Le Pen, la derecha recalcitrante, gana espacio con la bandera del nacionalismo a ultranza que rechaza los dictados de Ángela Merkel y la Unión Europea.Con diferencias, puede decirse que en Grecia se está repitiendo lo que ocurrió en gran parte de Latinoamérica. Pueda ser que los líderes europeos interpreten bien lo que está aconteciendo y brinden salidas a los países que padecen el agobio de las deudas impagables. Así evitarán que la Unión Europea sea arrojada al despeñadero por el populismo.

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