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El péndulo de la democracia

Hoy se posesiona Iván Duque Márquez como presidente de la República, luego de ser elegido por las mayorías de los votantes, como ordena la Constitución. Será el momento en el cual la oposición tomará las riendas del Gobierno, honrando una de las premisas de la democracia.

6 de agosto de 2018 Por: Editorial .

Hoy se posesiona Iván Duque Márquez como presidente de la República, luego de ser elegido por las mayorías de los votantes, como ordena la Constitución. Será el momento en el cual la oposición tomará las riendas del Gobierno, honrando una de las premisas de la democracia.

El acto de hoy demostrará la vocación civilizada de Colombia, de aceptar las decisiones que tomen las mayorías sin que se produzca un traumatismo. Aunque estén claras las diferencias entre el régimen que gobernó al país durante los últimos ocho años, y se hayan producido diferencias que parecieran insalvables, lo que debe quedar claro es el desafío para el Presidente entrante de concitar a la unión sobre los puntos fundamentales para nuestra Nación, sin que ello implique renunciar a la divergencia y al escrutinio que deben realizar las fuerzas políticas que discrepan de sus orientaciones.

Esa unión es indispensable para lograr el cambio que necesita la Nación, para enfrentar desafíos aún no resueltos como el narcotráfico y sus graves implicaciones en la vida de millones de colombianos. Como la ausencia del Estado que impulsa el crecimiento de la ilegalidad en todas sus manifestaciones, el drama social que genera desplazamiento, y la existencia de una enorme brecha ocasionada por el desequilibrio entre gran parte del territorio nacional y las ciudades, las cuales concentran la mayoría de la inversión, de la riqueza y el ofrecimiento de servicios.

Pero también es el momento para enfrentar y resolver los peligros crecientes ocasionados por la corrupción, la ausencia de justicia y las resistencias al cambio que desacreditan al Estado de Derecho, impulsan la violencia y han frustrado cualquier intento por reformar las instituciones. Los resultados de las elecciones celebradas el pasado 17 de junio son prueba fehaciente de cómo los colombianos están buscando formas y vehículos idóneos para enderezar el curso que llevan nuestras instituciones, hoy en uno de sus peores momentos de confianza.

Se entiende que a gobernar llega un mandatario que tiene puntos de vista distintos con respecto a los del Gobierno del saliente presidente Juan Manuel Santos. Pero hay que pensar en la patria y en la necesidad de preservar las cosas positivas que deja, luego de ocho años. En ello es necesario hacer énfasis en el escrutinio desapasionado y objetivo de lo que ha significado el acuerdo para la terminación del conflicto con las Farc, lo que debe llevar a perfeccionar los compromisos adquiridos y a hacer lo necesario para que la desmovilización y la apertura tengan los efectos esperados por toda Colombia.

No es menos importante el desafío en asuntos como la Hacienda Pública o la relación con las regiones que forman nuestro país. Para ello se requerirá de la sabiduría, la paciencia y la vitalidad del joven Presidente que hoy prestará juramento. Es el momento para cambiar lo que sea necesario, sobre el principio de que beneficie ante todo a la Nación.
Es el péndulo de la democracia, cuando la oposición pasa a dirigir los destinos del Estado, pensando ante todo en el Bien Común.

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