El nuevo Presidente

Será el momento para que el nuevo presidente emprenda ante todo la difícil tarea de conseguir una unión nacional alrededor del bien común a todos quienes viven, trabajan, invierten y hasta ahora han creído en Colombia.

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19 de jun de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:46 p. m.

Ayer, la mayoría de votantes decidió quién será el presidente de Colombia a partir del próximo 7 de agosto. En medio de la campaña más polémica de la historia, y de acuerdo con los datos entregados por la Registraduría Nacional del Estado Civil, el candidato del Pacto Histórico obtuvo un triunfo inobjetable que será reconocido como corresponde a la democracia.

Nadie puede llamarse a engaños: como pocas veces en la historia, esa elección expresó el deseo de cambio de la inmensa mayoría de los colombianos que escogieron a Gustavo Petro y a Rodolfo Hernández como las dos opciones que se disputarían la segunda vuelta. Y la mayoría favoreció a quien es el representante de todas las organizaciones y partidos de izquierda.

Y ese resultado hay que respetarlo y acatarlo como corresponde a una nación con las tradiciones democráticas como el nuestro. Lo que sigue es esperar que quien obtuvo esa mayoría estrecha y que demuestra el grado de radicalización de nuestra sociedad, haga lo propio.

Es decir, que respete las reglas de juego establecidas en una Constitución producto del consenso nacional, en el cual se establecen los procedimientos legales y formales para que los elegidos por la mayoría de quienes depositaron su voto actúen y gobiernen al país. Pero, sobre todo para que tenga en cuenta que casi la mitad de esos votantes no estuvo de acuerdo con su candidatura.

Será el momento para que el nuevo presidente emprenda ante todo la difícil tarea de conseguir una unión nacional alrededor del bien común a todos quienes viven, trabajan, invierten y hasta ahora han creído en Colombia. También, para asegurar con hechos el respeto a las libertades y a los derechos, al disenso y a la crítica de quienes no están de acuerdo con sus propuestas, su forma de pensar y su trayectoria.

También le corresponde asegurar el acatamiento de la ley como fuente de los derechos adquiridos con justo título, así como la manera de asegurar el control que se requiere para evitar el abuso de poder. Así ha sido a través de la historia, y así debe ser en el futuro para garantizar que el Estado siga siendo el árbitro que resuelve los conflictos de la sociedad y la protege de los enemigos que durante décadas han usado la violencia disfrazada de intenciones políticas.

Elegido Gustavo Petro como presidente, el momento es particularmente trascendental en la medida en que significa entregarle el poder ejecutivo a alguien que no viene de la política tradicional. A él, a sus partidarios, a sus opositores y a todos los colombianos debe quedarle claro que el mandato está dirigido a mejorar nuestra Nación, a construir el progreso que merece y a superar las exclusiones y las inequidades que padece nuestra sociedad, sin que ello signifique profundizar las divisiones e incentivar la confrontación en Colombia.

Ayer habló la democracia colombiana y demostró la vigencia de su principio fundamental, el respeto por las mayorías. El reto es que durante los próximos cuatro años se concilie el respeto por lo que hemos construido con la necesidad de cambio. Y que tengamos un país mejor, más unido y con el progreso que todos merecemos.

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