El mundo ha cambiado
Como era de esperarse, Maduro ha cambiado su tono frente al que llama “imperialismo” además de inundar de toda clase de epítetos, y se ha mostrado dispuesto a colaborar para detener la posibilidad de una guerra.
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8 de mar de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:32 p. m.
Ayer, una delegación del gobierno de los Estados Unidos estuvo en Caracas para entrevistarse con Nicolás Maduro, a quien no le reconocen su carácter de presidente de Venezuela. Mañana, el Presidente de Colombia será recibido en la Casa Blanca para dialogar con el Primer Mandatario del país norteamericano.
El encuentro de Caracas se produce en medio de la crisis energética más grave de las últimas décadas, debida a la invasión a Ucrania que lleva a cabo Rusia, ordenada por Vladimir Putin, el gran aliado de Maduro. Todo indica que en Washington se está produciendo un viraje para encontrar alguna posibilidad de rescatar en breve plazo la destruida industria petrolera venezolana y de llegar a una acuerdo que levante las duras sanciones que impiden la inversión de las petroleras y la industria de los Estados Unidos y sus aliados en el país vecino, en el afán por conjurar la crisis que está llevando a los combustibles a precios que amenazan la estabilidad de la economía mundial, en especial la de Occidente.
Aunque se habla de otros temas como la liberación de presos estadounidenses y la reanudación de los diálogos entre la oposición venezolana y la dictadura que controla su país, poco se ha dicho sobre la situación de Juan Guaidó, a quien Estados Unidos y otros cincuenta gobiernos reconocen como el presidente legítimo de la nación vecina.
Como era de esperarse, Maduro ha cambiado su tono frente al que llama “imperialismo” además de inundar de toda clase de epítetos, y se ha mostrado dispuesto a colaborar para detener la posibilidad de una guerra.
Todo indica entonces que la invasión de Ucrania por su aliado y financiador durante los últimos quince años le ha dado un nuevo respiro al dictador y su régimen. Y que los Estados Unidos puede cambiar su postura frente al bloqueo al que sin duda es una amenaza para la democracia en Latinoamérica, además del refugio para el narcotráfico y los grupos violentos que atacan a Colombia y se esconden en la impunidad que les ofrece el régimen chavista.
Y mañana se producirá la esperada reunión del presidente Joseph Biden con el presidente de Colombia, Iván Duque, quien representa al que, se dice, es el mejor aliado de los Estados Unidos en el continente americano. Una reunión demorada al parecer por razones de política interna en los Estados Unidos que ahora aparentan quedar atrás ante el sorprendente cambio que se ha presentado con Maduro y su régimen, quien se ha caracterizado por permitir que quienes manejan gran parte del narcotráfico y del terrorismo en Colombia encuentren en su país el remanso de sosiego que necesitan para continuar con sus criminales actividades.
Al parecer, los súbitos cambios son producto del remezón que ha desatado la invasión de Ucrania y la crisis del petróleo. No obstante las inquietudes que despiertan, esta puede ser la oportunidad para refrendar las buenas relaciones que Colombia y los Estados Unidos han mantenido durante doscientos años. Y para que se pueda abrir la puerta para terminar la crisis entre Colombia y Venezuela a causa de la dictadura que rige al vecino país.
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