El MÍO, ¿en estado terminal?

Infortunadamente el MÍO, que despertó grandes expectativas como solución para Cali y ha recibido inversiones multimillonarias en su infraestructura, es hoy un proyecto al borde del colapso y sin que las autoridades municipales se comprometan a solucionar una crisis terminal que causa enormes dificultades a los caleños que lo necesitan.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

4 de sept de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:56 p. m.

Menos de doscientos ochenta mil pasajeros por día, incumplimientos en los pagos a los concesionarios que llevan meses y superan los treinta mil millones de pesos, casi la mitad del parque automotor sin uso y la imposibilidad de cambiar los buses obsoletos ante la falta crónica de recursos. Y la protesta creciente de los usuarios que le van quedando ante el incumplimiento de las rutas y los horarios, así como la inseguridad que padecen en las estaciones y vehículos, inundados además de toda clase de personajes que piden limosna.

Ese es parte del cuadro que presenta hoy el Sistema de Transporte Masivo de Cali, el MÍO, que debería concitar el respaldo ciudadano por su capacidad y la intención de transformar la vida urbana de la capital vallecaucana. Trece años después de su inauguración, el MÍO está hoy al borde de la desaparición, protegido por la ley de insolvencia ante la sentencia judicial que lo condenó a pagar una indemnización de cientos de miles de millones a uno de los concesionarios, y a la espera de los conflictos con los otros operadores, uno de los cuales presenta serios incumplimientos con sus funcionarios.

De otra parte, el sistema de recaudo hace agua, los usuarios se quejan por la dificultad creciente para adquirir los tiquetes, y no hay un sistema confiable que audite el manejo de los recursos, en tanto se hace difícil conseguir conductores y la flota se reduce sensiblemente. Así el MÍO se queda sin pasajeros y sin posibilidades de ofrecer un servicio acorde con las necesidades de la ciudad, de los ciudadanos y de todo el sistema, desaprovechando las oportunidades que ofrece un monopolio como el que se estableció para acabar con el transporte tradicional, que convertía a las calles en escenario de la guerra del centavo.

Todo eso y mucho más ha sido denunciado por El País y los demás medios de comunicación de la ciudad, así como por los operadores, sus empleados y, ante todo, por los usuarios, el termómetro más sensible de la verdadera situación del MÍO. Sin embargo, la respuesta de Metrocali es cada vez más difusa en tanto la Administración Municipal parece desentenderse de lo que en realidad es la gran crisis de Cali como ciudad moderna que requiere de un sistema seguro, rápido y confiable para resolver las necesidades de transporte de sus habitantes.

Mientras tanto, las calles se inundan de motos y de transporte ilegal que crecen el caos vehicular ante la patética falta de guardas para dirigir la circulación. Y nadie desde el gobierno municipal parece comprometido con la solución de uno de los más graves problemas que padecen sus dos millones setecientos mil ciudadanos.

Infortunadamente el MÍO, que despertó grandes expectativas como solución para Cali y ha recibido inversiones multimillonarias en su infraestructura, es hoy un proyecto al borde del colapso y sin que las autoridades municipales se comprometan a solucionar una crisis terminal que causa enormes dificultades a los caleños que lo necesitan.
Y de producirse, su colapso ocasionará un daño de incalculables proporciones a la ciudad.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Editorial