El final de un terrorista

Por ello su muerte, aunque infortunada como la de cualquier ciudadano, es un logro de la Fuerza Pública en el objetivo de acabar las organizaciones criminales que aterrorizan a la Nación.

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14 de jun de 2022, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:45 p. m.

En los últimos diez años, Leider Johany Noscué, alias Mayimbú, fue uno de los personajes más tenebroso del norte del Cauca, el sur del Valle y de todo el suroccidente del país. Su muerte es un golpe de las Fuerzas Armadas a las organizaciones delincuenciales que operan en la región y un paso más para recuperar la tranquilidad de los colombianos.

El prontuario de ‘Mayimbú’ es extenso. Entre las muchas de sus fechorías fue el autor en 2019 del asesinato de Karina García, candidata a la alcaldía del municipio de Suárez, y del joven ambientalista Breiner Cucuñame, perpetrado en enero de este año en zona rural del Buenos Aires. Estuvo además implicado en atentados terroristas en los municipios de Caloto, Corinto y Santander de Quilichao en los cuales murieron ciudadanos y policías, y se le acusa de participar en ataques a poblaciones de Nariño y el sur del Valle.

Tenía bajo su mando el frente ‘Jaime Martínez’ de las disidencias de las Farc, uno de los grupos que surgió cuando se firmó el acuerdo de La Habana para la terminación del conflicto y que siguen usando el discurso político de la lucha social cuando sus intenciones son mantener la línea guerrillera para asegurar el narcotráfico y continuar la amenaza a la sociedad colombiana que sigue siendo víctima de sus crímenes de lesa humanidad.

Al igual que ‘Gentil Duarte’, dado de baja hace tres semanas en Venezuela, ‘Matamba’ o ‘Iván Mordisco’, con quienes conformó una de las vertientes de las Farc bajo el mando de Iván Márquez, el jefe de la negociación de paz de la guerrilla en Cuba, ‘Mayimbú’ no era más que un delincuente común y una amenaza. Por ello su muerte, aunque infortunada como la de cualquier ciudadano, es un logro de la Fuerza Pública en el objetivo de acabar las organizaciones criminales que aterrorizan a la Nación.

El norte del Cauca, el sur del Valle y en general Colombia, sienten alivio al registrar la baja de un personaje como ‘Mayimbú’, quien mantuvo al Cauca y al Pacífico como sede de sus operaciones y el blanco de su violencia. Y de paso, la región también pasó a ser el lugar de enfrentamientos con el Eln o las mafias del internacionales que con las disidencias de las Farc se pelean el control del negocio de las drogas ilícitas.

En la memoria nacional quedarán las imágenes de horror que se repitieron una y otra vez en Corinto, Padilla, Morales, Caloto, las veredas de Jamundí y los territorios de las comunidades indígenas a las cuales pertenecía Noscué o las haciendas que fueron objeto de invasiones y asonadas ordenadas por él. Por ello las persecuciones a esas organizaciones delincuenciales no pueden cesar.

En todo el Pacifico colombiano, y en particular en el Cauca y en el Valle, hay que restablecer el orden y devolverles la tranquilidad y seguridad a las poblaciones que siguen siendo víctimas de la violencia y el terrorismo que no tienen motivación distinta a mantener el control de las rutas del narcotráfico e implantar el imperio del terror por encima de la Constitución. Es el destino siniestro que pretenden imponer quienes se apoderaron de la paz para justificar la violencia.

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