El pais
SUSCRÍBETE

El eterno Evo Morales

Con encendidas proclamas y exceso de confianza y ante la falta de un opositor capaz de disputarle el triunfo, Evo Morales se apresta para alcanzar su cuarta reelección.

3 de junio de 2019 Por: Editorial .

Con encendidas proclamas y exceso de confianza y ante la falta de un opositor capaz de disputarle el triunfo, Evo Morales se apresta para alcanzar su cuarta reelección. Este mes comenzó en forma su campaña para optar por un nuevo mandato, a pesar de las críticas que le llueven por su carácter antidemocrático que le impide permitir o preparar un relevo.

En su primera presidencia, Evo encarnó una esperanza para un país fracturado y tutelado durante décadas por minorías blancas y criollas que despreciaron los derechos de la mayoría indígena pobre y marginada. Las cifras no fueron malas para él: el Banco Mundial reconoce que la pobreza se redujo en Bolivia al pasar de 59,8% en 2006 al 36,4% en 2017. También se amplió el acceso de las comunidades indígenas a la electricidad y al agua potable.

Sin embargo, estos logros no pueden ser razón para eternizarse en el poder. Las últimas encuestas muestran que el eterno Evo puede ganar en la primera vuelta, al tener un 38% de intención de voto y alcanzar un margen de 11 puntos sobre su más próximo rival, el expresidente Carlos Mesa. Con ello está muy cerca de lograr el 40% y superar en más de 10 puntos a su contrincante, como exigen las normas electorales en Bolivia

El desencanto de una parte de los bolivianos con el Gobierno, a pesar del buen comportamiento de la economía que en el 2018 creció 4,2%, tiene que ver con el cansancio natural que produce una gestión de catorce años. Cuando en octubre se convoque a elecciones, más de la mitad de los ciudadanos que participen no habrá votado en ninguna elección en la que Morales no haya estado presente.

Las dudas también tienen que ver con una percepción extendida de corrupción y el deseo de las clases medias de recuperar el espacio que perdieron desde el 2006. Tampoco se puede desconocer la indignación que generó las maniobras del presidente para poder habilitarse este año, pese a que la Constitución lo prohibía, pasando por encima de un referendo en el que la mayoría de la población votó en contra de una nueva reelección.

Eso ha llevado a que la oposición considere ilegítima la candidatura y un nuevo gobierno de Evo. Sin embargo, esta oposición no ha logrado articularse y está divida en ocho frentes, mientras el mandatario conserva la unidad en sus huestes. A diferencia de Venezuela, en Bolivia no se ha logrado concitar apoyos en torno a un nombre como ocurrió con Juan Guaidó.

Y tampoco han demostrado tener capacidad de realizar movilizaciones de rechazo, campo en el que Evo Morales siempre ha sido fuerte, como buen populista. De ahí que Alejandro Almaraz, exviceministro de Morales y hoy uno de sus más duros contradictores, considere que en momentos que el partido de gobierno ha copado gran parte de la institucionalidad, la resistencia civil es la única alternativa ante la imposibilidad de participar desde otras instancias del sistema democrático boliviano.

Empero, mientras la oposición siga dividida y no construya una alternativa que sea representativa de esa rebeldía que caracterizó al país en los últimos años, será difícil salir de Evo, sobreviviente eterno del socialismo siglo XXI.

AHORA EN Editorial