El enemigo universal
Hay una gran inquietud sobre los estragos que puede causar la inflación, el peor impuesto que existe contra los sectores de menos ingresos, y el de mayor corrosividad para la estabilidad de la economía en todas partes del planeta.
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12 de abr de 2022, 11:55 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 11:45 a. m.
Luego de años de estabilidad, los precios de los productos básicos, en especial de los alimentos y aquellos en los cuales la utilización de energía es inevitable, continúan su disparada, afectando ya la tranquilidad de muchos países. Cómo hacer para detener la inflación que empobrece y golpea en especial los bolsillos de las familias con menores ingresos parece ser el gran desafío para todo el mundo.
Después de dos años en los cuales las medidas restrictivas para controlar la pandemia fueron causa de parálisis, destrucción de empleo e incertidumbre, la reactivación que se produjo a finales del 2021 fue impulsada por el aumento del consumo, originado en gran parte por las medidas expansionistas que generaron liquidez y crecimiento inesperado de la demanda. Además, el surgimiento de problemas logísticos en las cadenas de producción de una economía cada vez más globalizada e interdependiente, afectó la oferta, produjo escasez y se sumó a muchos otros factores para crear incertidumbre que se refleja en los precios.
Colombia no ha sido ajena tanto a esa variación de los precios como a las consecuencias que está dejando la invasión a Ucrania en el precio de los combustibles y en la disponibilidad de alimentos o abonos y productos indispensables para la producción agrícola. Adicionalmente, sectores agropecuarios del país están mostrando dificultades para recuperar su producción, consecuencia de lo cual sus precios se han incrementado en un 25,37% en el último año.
De nuevo se demuestra que los más golpeados son los sectores de menores ingresos, a quienes la inflación del 10, 35% ya les desapareció los beneficios de haber elevado el salario mínimo en un 10% al comenzar el 2022. Y como podría esperarse, las medidas tomadas por el gobierno para reducir los aranceles a bienes necesarios para la producción de alimentos y artículos esenciales, tendrán resultados en un plazo de meses si no se agrava la guerra en Ucrania.
Y como corresponde al ordenamiento constitucional, la autoridad monetaria en cabeza de la Junta Directiva del Banco de la República está actuando para recoger la liquidez mediante una fuerte alza de los intereses que paga el emisor. Es la respuesta esperada que, sin embargo, no alcanza para detener en el corto plazo a un fenómeno que puede ser de los más desestabilizadores de cualquier economía y de los sistemas democráticos.
Como consecuencia, hay una gran inquietud sobre los estragos que puede causar la inflación, el peor impuesto que existe contra los sectores de menos ingresos, y el de mayor corrosividad para la estabilidad de la economía en todas partes del planeta. Debe agregarse que es uno de los fenómenos más difíciles de dominar y más dolorosos para combatir, en la medida en que implica reducir la demanda y afectar la producción por la vía del crédito escaso y caro.
Algunos expertos plantean que la inflación, que invade al mundo y toca ya con dureza a los colombianos, puede ser dominada en algunos meses. Ojalá se cumpla el vaticinio, y la guerra en Ucrania no siga siendo el gran enemigo de los pronósticos positivos sobre la materia.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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