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El ejemplo de las mujeres

Gracias de nuevo a nuestras campeonas. Y, ojalá, el fruto de sus esfuerzos sea el surgimiento del fútbol femenino como una grata realidad para la sociedad colombiana.

1 de agosto de 2022 Por: Editorial .

Contra viento y marea, las mujeres futbolistas de Colombia están demostrando su valor personal y deportivo en los escenarios donde se presentan. Su segundo lugar en el campeonato suramericano realizado en nuestro país, el tercero en línea, confirman su capacidad y el futuro que tendría crear una liga de carácter permanente en la cual se dieran a conocer las figuras que salen casi por generación espontánea en los escenarios en los cuales les brindan la oportunidad.

El desempeño de la Selección fue más que satisfactorio. A través del certamen suramericano, las sedes como Cali donde cumplieron sus presentaciones pudieron confirmar la calidad y compromiso con la camiseta, ratificando las características que han llevado a varias de ellas a los equipos profesionales más importantes de Europa y Norteamérica.
Y a su lado estuvieron jóvenes como la caleña Linda Caicedo que a sus diecisiete años es uno de los grandes prospectos del futbol femenino mundial.

Se perdió el partido con Brasil, no obstante el gran desempeño de nuestras representantes. Pero debe saberse que en ese país como en Argentina existen ligas que mantienen campeonatos femeninos durante gran parte del año en los que participan futbolistas colombianas, generando expectativas y formando afición. Y que llegar a esa instancia, como ocurrió en las categorías sub-17 y sub-20, es el producto de la calidad, el pundonor de nuestras deportistas a las cuales las dirigen entrenadores idóneos y las acompañan unos pocos dirigentes.

A ellas hay que darles las gracias más sentidas por representar a nuestro país con éxito. Y otra cosa sucedería si aquí se entendiera el valor que tiene esa gesta reiterada que la acompañan los reconocimientos que reciben en el concierto internacional. Sería la oportunidad para cambiar la cultura tradicional, para promover la tolerancia y el cambio hacia el papel de la mujer en nuestra sociedad y para desarrollar una actividad que además de generar empleo e ingresos para las deportistas puede llegar a ser una industria con ingresos nada despreciables.

Infortunadamente, el fútbol colombiano está aprisionado por su crisis crónica que impide su crecimiento a pesar de la calidad y el buen suceso de sus deportistas. Esa característica, sumada a los prejuicios y a la negativa de la inmensa mayoría de sus dirigentes, hace difícil pensar en una liga que atraiga patrocinadores y anunciantes y capitalice el entusiasmo demostrado en la asistencia que registró el suramericano en Cali o el lleno total de la final en el estadio de Bucaramanga.

Pero la oportunidad está ahí, a la espera de quienes que se la jueguen por el fútbol femenino, como sucede en el mundo. Cada una de las mujeres que integran nuestra exitosa Selección Colombia en todas las categorías es la muestra del potencial que tenemos en un deporte que dejó de ser de dominio exclusivo del sexo masculino y empieza a cautivar el interés de los aficionados.

Gracias de nuevo a nuestras campeonas. Y, ojalá, el fruto de sus esfuerzos sea el surgimiento del fútbol femenino como una grata realidad para la sociedad colombiana.

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