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El desafío del plástico

Son cada vez más los gobiernos comprometidos con políticas públicas para reducir su uso, se hacen más investigaciones para lograr la transición hacia materiales biodegradables y la responsabilidad social emerge para crear soluciones.

25 de enero de 2019 Por: Editorial .

En medio de las noticias sobre los daños ambientales que ocasiona el plástico al Planeta hay que resaltar los esfuerzos hechos desde diferentes frentes para reducir su uso o evitar que sigan llegando a los océanos y causando estragos a los ecosistemas. No es tarea fácil ni las acciones serán suficientes mientras no primen la conciencia y la responsabilidad.

Ese material que cambió hace un siglo la vida del mundo y se convirtió en un aliado del comercio, la tecnología, el transporte, la medicina o el día a día de la humanidad, es ahora uno de los enemigos más peligrosos para su futuro. Su lenta degradación, que puede tardar entre 50 y 600 años, amenaza a las especies, acaba con sus hábitats y asfixia sobre todo a los ríos y mares del mundo. A los millones de toneladas que ya contaminan la Tierra, se le suman cada año otros millones más.

Lo bueno es que la razón comienza a imponerse. Son cada vez más los gobiernos comprometidos con políticas públicas para reducir su uso, se hacen más investigaciones para lograr la transición hacia materiales biodegradables y la responsabilidad social emerge para crear soluciones. Es lo que se deduce de la recién creada ‘Alianza para acabar con los residuos plásticos’, iniciativa liderada por 30 empresas multinacionales de sectores químicos, de hidrocarburos o de automotores, que invertirán US$1500 millones para enfrentar los efectos de la basura plástica que producen e incentivan el reciclaje sobre todo en la industria.

Promesas similares han hecho multinacionales pertenecientes al sector del consumo masivo y de los servicios, empresas que con sus envases desechables tienen una gran incidencia en la generación de plásticos contaminantes. Son buenas intenciones que no ofrecen la panacea para acabar con el grave problema de los desechos ni se puede pretender que la industria haga sola la tarea que compromete a toda la humanidad.

Hay esfuerzos que deben hacer los Estados con sus políticas. En ello están dando ejemplo la Unión Europea y algunos países de América Latina con la política de cero uso de desechables plásticos como pitillos, cubiertos, platos y vasos, así como con iniciativas para evitar que esos materiales lleguen a sus mares poniendo barreras y fomentando el reciclaje.

Desde hace dos años Colombia impuso un impuesto a las bolsas plásticas, que hoy llega a $40, para desincentivar su uso. Si bien en un principio la producción de esos empaques disminuyó en un 30 %, el recaudo tributario por ese rubro supera los $20.000 millones lo que supone una mayor demanda. Preocupa también, como lo ha cuestionado la Contraloría, que ese rubro vaya a la bolsa común del Tesoro Nacional y no tenga una destinación específica para asuntos ambientales, incluida la educación.

Frente a la situación crítica en que tienen al Planeta los residuos plásticos, toda iniciativa privada o gubernamental debe ser bien recibida y apoyada para que sea exitosa. Queda un reto mayor: educar a los consumidores, es decir a toda la población mundial, para que comprendan cuál es su responsabilidad, incentivar y facilitarles el proceso de reciclaje y conseguir que las acciones de todos se complementen. Así se podrá enfrentar y resolver el desafío del plástico.

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