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El desafío del Congreso

Hoy se inicia la primera legislatura del Congreso de la República elegido el pasado 11 de marzo, en un momento particular y con grandes desafíos para sus integrantes. Es ante todo la oportunidad para mejorar la deteriorada imagen del Legislativo y plasmar los cambios que necesitan el ejercicio de la política y muchos otros temas de la realidad nacional.

19 de julio de 2018 Por: Editorial .

Hoy se inicia la primera legislatura del Congreso de la República elegido el pasado 11 de marzo, en un momento particular y con grandes desafíos para sus integrantes. Es ante todo la oportunidad para mejorar la deteriorada imagen del Legislativo y plasmar los cambios que necesitan el ejercicio de la política y muchos otros temas de la realidad nacional.

El momento es distinto, en la medida en que el candidato de la oposición encabezada por el Centro Democrático triunfó en las elecciones presidenciales y su contendor en la segunda vuelta fue uno de los más notorios exponentes del populismo vestido de izquierda. Ello significa que el equilibrio político ha cambiado, reflejo entre otras muchas cosas del descontento de los colombianos con la corrupción rampante en muchos sectores de la actividad pública y privada, con la manera en que se ejerce la representación popular y con la ausencia del Estado que se traduce en situaciones amenazantes para la seguridad y la tranquilidad de nuestra Nación.

También es claro que ese resultado no guarda relación con el alcanzado en las elecciones legislativas, donde quedó en evidencia el fraccionamiento que se produjo en su configuración. Quiere ello decir que aunque el próximo presidente tendrá un apoyo importante en los partidos y grupos que apoyaron su elección, deberá negociar para poder conformar la mayoría que requiere para sacar avante sus iniciativas legislativas.

Es allí donde vuelve a aparecer el fantasma de la entrega de recursos y cuotas de poder para asegurar los respaldos que requiere el Gobierno, lo que hoy se llama ‘mermelada’ y tiene el rechazo de los colombianos. Ese es uno de los factores que más contribuye a la pérdida de credibilidad que experimenta la institución, además de desconocer los mandatos de independencia entre los poderes y el deber de ejercer el control político a los actos del legislativo.

El otro aspecto a destacar es la aplicación del estatuto de la oposición, ley aprobada y sancionada hace poco. Con ello debe cambiar el ejercicio de la labor que ejercen los legisladores como depositarios del poder de control al Estado. Debe saberse que a partir de ahora, deberá expresarse esa característica para tener acceso a los derechos y prerrogativas que ordena el estatuto, y para cumplir las limitaciones que allí se crean.

Hay pues un nuevo escenario político, en momentos en que Colombia demanda transformaciones en aspectos sociales, en asuntos referentes a la economía y las finanzas estatales y cuando se esperan cambios en algunos puntos sobre el acuerdo para la terminación del conflicto con las Farc, según lo ha expresado el presidente electo.

El desafío del Congreso es concentrar sus esfuerzos en escuchar las inquietudes de la Nación y hacer posibles las transformaciones que demanda, en uno de los momentos más cruciales de su historia. Cómo lo harán, corresponde a sus integrantes definirlo. Pero nadie entendería o aceptaría que se mantuvieran los vicios y las malas costumbres que han minado la confianza de los colombianos en sus legisladores y en sus partidos.

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